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Intervalo, avaro y  mendigo

Intervalo, avaro y  mendigo

¿Hasta  dónde es pertinente  advertir  a familiares y amigos de los errores cometidos  en el uso del idioma? Debería serlo siempre, pero muchos temen a incurrir en impertinencia ante la persona relacionada.  No todo el mundo está preparado para admitir que se ha equivocado. Algunos se defienden  de las observaciones con un antipático “tú entendiste”.

Carlos Nina Gómez, un periodista plenamente convencido de lo que es su profesión, no sólo se preocupa por el buen uso de nuestra lengua, sino que viene sufriendo una situación que en tal sentido le ocurre con un amigo, quien en un acto público pronunció  –dos veces- como esdrújula la palabra intervalo.

Esta palabra es llana, pues el acento de la pronunciación recae sobre la penúltima sílaba (va).  Es frecuente  la conversión en esdrújula del vocablo,  pues no son pocos los que ponen la fuerza de entonación en la sílaba –ter.  Presumo que cuando escriben esa palabra, le colocan una tilde o acento ortográfico.

Carlos Nina no identifica al amigo, pero se infiere que se trata de un profesional. Ojalá ese hombre lea este comentario y sepa que el mal uso de la lengua a veces es motivo de vergüenza. Ojalá no sea largo el  intervalo  durante  el cual el ciudadano en cuestión siga confundido con la prosodia  de esta palabra.  

Avaro

Igual situación ocurre con la palabra avaro. Es grave o llana, puesto que la mayor fuerza de modulación se hace en la  penúltima sílaba, que por coincidencia también es /va/. 

Algunos  religiosos  leen  trozos de la Biblia en el que se menciona esta palabra y con frecuencia la pronuncian como  esdrújula. Sabemos que si lo fuera, llevaría marcado el acento con una tilde, en este caso  en la sílaba /a/ aunque fuere mayúscula. Los avaros no entrarán al reino de Dios, pero  de los “ávaros”  no se sabe.

Mendigo

Es otra palabra  con la que comúnmente se comete error de dicción.  Algunas personas lucen convencidas de que se trata de una  voz esdrújula, y por eso  ponen el énfasis en la antepenúltima sílaba, es decir en –men.  Pero se trata de una palabra llana que,  como las dos anteriores, no se le marca el acento.

El acento está en  la penúltima sílaba, es decir en –di. Me refiero a la acepción más generalizada del término, que  es persona que pide limosna.

En artículo anterior citamos un uso de esta  palabra en el que se comporta como esdrújula. Decíamos entonces que el  diccionario académico incluye la palabra “méndigo” como un mexicanismo que significa infame, muy malo. Pero hay que tener cuidado, pues no es lo  mismo “méndigo” que “mendigo”.

Si mendigo,  intervalo y avaro fueran  términos esdrújulos, los tres  merecerían  tilde, pero como no lo son, no la necesitan.

El Nacional

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