En la 46 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, celebrada a mediados de este mes en nuestra capital, el presidente Danilo Medina, en lo que llamamos una valiente y justa reclamación moral, digna de un estadista, solicitó un desagravio a la OEA, por el papel desempeñado por este importante organismo regional, de haber permitido una intervención militar en el país en 1965.

Dicha reclamación fue acogida y aprobada a unanimidad por los 34 países miembros del organismo, con la resolución número AG/CG/ 7/16, en la que se lamenta la pérdida de vidas humanas y se expresa las condolencias de la organización al pueblo dominicano.

También se desagravia al país por las acciones de abril de 1965, que interrumpieron el proceso de restablecimiento de nuestro orden constitucional, y reafirma los principios del derecho internacional de la Carta de las Naciones Unidas y de la Carta de la OEA.

El desagravio fue una justa y valiente reclamación, digna de un estadista

En su discurso el presidente Medina calificó como una herida aún abierta para muchos, y que solo podría sanar mediante el reconocimiento de lo sucedido por parte de la OEA y la petición de perdón que merece nuestra ciudadanía.

Por su parte el canciller ecuatoriano, expresó que era bueno que se pueda enmendar de alguna forma y pedir perdón por haber avalado la OEA esa decisión, y decirle que esto no va a volver a suceder.

Por su parte la secretaria de Estado adjunta interina para Latinoamérica del Departamento de Estado de E.U., la Sra. Mari Carmen Aponte, dijo hoy que su país no veía con malos ojos la solicitud de la República Dominicana y expreso que lo que realmente importa es la sólida y fuerte relación bilateral entre ambos pueblos sin mirar hacia el pasado, sino hacia el futuro.

Queremos destacar el papel de nuestro canciller, don Andrés Navarro, a quien desde sus inicios hemos ponderado por su excelente manejo diplomático, demostrado una vez más en esta asamblea, según las propias palabras del Secretario General de la OEA, el Sr Almagro. Nuestro canciller ha interpretado como nadie las directrices del presidente Danilo Medina, que como presidente es quien dirige la política exterior dominicana.

Felicitamos por este fraterno encuentro de la diplomacia, con la convicción de que los desagravios en la vida, son necesarios si queremos ser justos, aunque lamentablemente no sea la regla, ni de hecho, ni de sentimientos, ni de solidaridad.