¿Qué Pasa?

La mentira: ¿es necesaria como respuesta social?

La mentira: ¿es necesaria como respuesta social?

Los que se apegan a la honestidad, piensan mucho cuando de repente se ven al borde de tener, porque no hay otra salida, que decir una mentira. Pero no es una mentira de esas que provocan divorcios, ni de las que dañan reputaciones. No.

Es que todos hemos estado expuestos a decirlas, porque no hay de otra. Qué respondería usted, por ejemplo, cuando aquella amiga querida, se pone un vestido con mucha ilusión y a leguas se ve que no le queda nada bien; y le pregunta qué le parece. No se trata de decirle que le queda perfecto, pero aunque forzada, sale la palabra: bien.

Aunque haya tenido la peor de las parejas, es lógica la respuesta, si de repente su hijo de 5 años le pregunta que si su padre es malo. Seguro dirá que no, porque a su edad, es mejor que el tiempo sea quien le defina su progenitor.

Quien no ha tenido que comerse de a poco un plato que no le gusta, cuando se ve en la mesa invitado por una familia afable que quiso alagarlo. ¿Te gustó la comida? Y la respuesta, hasta con una sonrisa es: si.

En el caso de los niños, por más que les inculquemos que no mientan, es recurrente escucharles mentir para defenderse y decir rápidamente “Claro que yo no hice eso”.

La terapeuta familiar y de pareja Laura Rivas, ejemplifica con el caso de su hijo Lucas de 6 años a quien siempre le insiste en que no mienta. Explica que “en lo particular, eso responde a una necesidad mucho mayor que la obediencia a su madre. Se trata de cuidarse de las consecuencias”.

En ese sentido –dice- la mayoría de aquellos que no son considerados mentirosos prolíficos, mienten como Lucas, para evitar un daño a sí mismo.

La profesional del Grupo Psicológicamente, expresa que en su momento, usar la llamada “mentira blanca” fue aprendido como una forma de no dañar a otros. Así como cuando minimizamos lo horrible que le queda una prenda a alguien, solo para no ofender.

“De igual forma, la mentira, al igual que esas emociones desagradables, no es mala por sí sola. Dentro de la comunicación cumple una función de protección”.

Según el doctor Kim Serota de la Universidad de Oakland, solo el 5% de la población es considerada mentirosa prolífica y ellos dicen alrededor de la mitad de todas las mentiras.

Rivas concluye que “la mayoría de la gente es honesta. Y, por tanto, en esta ocasiónseamos honestos. Todos hemos mentido y mentiremos otra vez. Por ende, más que el acto de la mentira piensa en su función”.