La política es una actividad orientada en forma ideológica a la toma de decisiones de un grupo para alcanzar ciertos objetivos. También puede definirse como una manera de ejercer el poder con la intención de resolver o minimizar la brecha que provoca la lucha de intereses en una sociedad cualquiera.
Desde hace siglos se intenta explicar el concepto de política y las formas en las que debe llevarse a cabo. Entre los documentos más importantes se encuentran los de Platón y Aristóteles.
El primero, en su obra «La república», manifiesta que la forma en la debía gobernarse un pueblo era a través de la observación de la realidad y la puesta a prueba de cambios y mejoras idealistas, y que dicho trabajo debía estar a cargo de los seres más sabios de esa sociedad.
Por su parte, Aristóteles proponía un enfoque científico de la política, donde el análisis social se hiciera tomando en cuenta elementos psicológicos, culturales y sociales, estableciendo relaciones de causa y efecto. Además, manifestaba la necesidad de crear una clase media que atenuase la brecha existente entre los más ricos y los más pobres.
Pero ya en los tiempos más modernos, en 1970 Antonio Gramsci, basándose en las definiciones antiguas, intentó dar una respuesta a la verdadera razón de ser de la política. Decía que es razonable que exista un grupo que ejerza la hegemonía, pero que esto no debe “escaparse de las manos”. En este tratado, podemos entender que la guerra y la violencia como medios para conseguir los objetivos no deben ser considerados como viables.
También Edgar Morin y Anne Brigitte Kern han intentado comprenderla, ofreciendo preciosos tratados sobre el arte y la ciencia de la política.
La plantean con un carácter multidimensional que surge a partir de la toma de consciencia de los ciudadanos y contempla cuestiones como el sentido de nuestra especie, el desarrollo de las sociedades, los sistemas económicos e incluso la vida y la extinción del planeta.
Ojalá algún día podamos sustituir en el país la politiquería por la política como ciencia.