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La Semanal como estrategia personal

La Semanal como estrategia personal

La Semanal es un encuentro que nuestro gobernante Luis Abinader con interés de contactar a los periodistas, en un crucial año preelectoral, iniciado este agosto 28, justo a 36 meses y 15 días de asumir el solio presidencial el 16 de agosto de 2020, evidente demostración del emocional distanciamiento del mandatario con la prensa, a quien o no le inspira confianza, o recela de la misma.

El fraterno brillante periodista y escritor (45 obras publicadas) Oscar López Reyes, con quien me conectan más de medio siglo de inmensos y gratificantes afectos, reseñó en dos artículos en El Nacional, 21 de noviembre de 2023 y día 28 de mismo mes y año, el trato de gobernantes con periodistas, desde el generalísimo Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961), hasta hoy.

Con el soporte de mi prodigiosa memoria a mis 86 años, intentaré bosquejar las relaciones de los gobernantes con los periodistas.

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Comenzando por el dictador, quien masticaba o ladraba con su vocecita de falsete aterciopelada, las preguntas formuladas por periodistas, especialmente por Radhamés Gómez Pepín, asignado por El Caribe al Palacio Nacional, luego por Manuel de Jesús Javier García, que escribió dos tomos de sus experiencias, y al regresar al periódico, en una época corregía lo escrito Ramón Marrero Aristy, y al asesinarlo el dictador, uno de los 30 periodistas asesinados en La Era de Trujillo, sustituyó Anselmo Paulino Álvarez.

Cuando el general Pedro Santana eclipsó la Primera República (1844-1861) consumando el proditorio expediente sin justificación jamás de la Anexión a España, redactó un documento a su majestad Isabel II, una mujer bellísima, en el que entre otros términos precisó con la contundencia muy reiterativa en su cosmos autoritario:

“Su Majestad, entregó la República Dominicana a España sin leguleyos ni periodistas”, inequívoca demostración de su aversión a togados y periodistas.

Conocemos por su reciente historia, las tórridas relaciones de periodistas con el presidente Joaquín Balaguer, quien siempre demostró recia y profunda animadversión a periodistas, docentes y escritores, todo cuanto irradiaba luz y saber, porque intervenía en la enciclopédica cultura que adquirió y difundió, una de sus dos grandes pasiones, la segunda, ejercer indefinidamente el poder.

Inclusive en una ocasión, dejó la mano extendida al querido Silvio Herasme Peña (EPD) en un encuentro de periodistas en la Casa de Gobierno.

En los tétricos y sangrientos Doce Años (1966-1978), cayeron abatidos a tiros los periodistas Gregorio García Castro y Orlando Martínez Howley, desaparecido Plinio Díaz, preso Radhamés Gómez Pepín involucrado en una absurda trama política.

Convencido por la cúpula empresarial de la importancia de difundir los intereses de ese poderoso sector productivo, el presidente Balaguer dispuso crear la Comisión Nacional de Desarrollo, sesionando todos los miércoles desde las diez horas, en el Salón de las Cariátides, moderado por el inolvidable jurista y hacendado Luis Julián Pérez, gran afecto del suscrito, persona de mesura y visión empresarial, y coordinada por el gran afecto ido a destiempo César Cruz Mordán.

El presidente Antonio Guzmán receló y esquivó todo cuando fue posibles encuentros con periodistas, quizás por no disponer con precisión responder temas como la economía, relaciones internacionales, o seguridad ciudadana, que esto último, no representaba ni por asomos, el peligro de hoy, también por no conocerlos.

El presidente Salvador Jorge Blanco no conocía a los periodistas por residir todo el tiempo en Santiago, con breve presencia en la capital cuando fue Senador.

A instancias del suscrito, organicé a Salvador 21 meses antes de las elecciones de 1982, esa misma cantidad de desayunos en mi residencia, acudiendo gran parte de los periodistas que escribían en los periódicos, sugiriéndole a Salvador que en vez de los periodistas preguntarle, fuera él quien preguntara a los periodistas cuales eran los retos más importantes, y la visión de cada uno la forma de superarlos, no al revés como desde entonces es la temática.

Cuando se aproximaban unas elecciones, el fraterno e inolvidable Mario Álvarez Dugan (Cuchito), dirigiendo primero El Nacional, luego Hoy, enviaba una nota a los corresponsales del interior y a los reporteros de SD, ordenando emitieran como captaban e interpretaban los problemas económicos y políticos de sus áreas de trabajo.

Cuando Cuchito escrutaba todos los informes, sabía a priori quien ganaría las elecciones, como expresión de la más segura encuesta, y sin costos.

En el único encuentro sostenido por el suscrito con Luis Abinader en la campaña electoral, cita concertada por Nelson Marte, expresé al entonces aspirante presidencial nuestra visión de nutrir al gobernante de valiosos informes de los periodistas contactándolos en reuniones de no más cinco, rotándolos cada vez, preguntado él, no los periodistas.

Esa misma tesis entregué a su esposa Raquel, que lo acompañaba, en el aguinaldo de 2019 en el Paraboloide de la Plaza de la Cultura, la segunda vez que he conversado breve con nuestro querido presidente.

La Semanal, en mi modesta interpretación de como aprovisionar a nuestro gobernante de un mejor entendimiento integral de los retos a vencer, aún es tiempo, de aceptar nuestro mandatario, revertir el esquema de encuentros con los periodistas que escribimos y producimos espacios radiales y televisivos, pero no en turba, sino entre no más de cinco cada vez, y rotarlos, una vez al mes, preguntando nuestro presidente, no al revés, en desayunos en un discreto lugar.

Es la plataforma comunicacional que concibo con mayores exponenciales logros para nuestro presidente Abinader, expresada por el suscrito en 66 años escribiendo y produciendo programas televisivos, y tratando en diferentes espacios, a todos los presidentes post-Trujillo.