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La traicionada Revolución sandinista

La traicionada Revolución sandinista

Nueva vez, precisaré el condenable error histórico incurrido por Daniel Ortega Saavedra protagonizando la traición a los originales postulados de la Revolución sandinista, gestada en 1936 por el general Augusto César Sandino en Las Segovias, recogiendo la tizona libertaria el auténtico sandinismo, que logró descabezar la tiranía somocista el 19 de julio de 1979, epopeya compartida por Daniel Ortega Saavedra, de la cual desistió, deshonró y traicionó, conforme desgloso.

Los sandinistas de 1979 se enfrentaban no a un general sin academia como fue el viejo Anastasio Somoza García (Tacho), sino a su hijo, Anastasio Somoza Debayle (Tachito), egresado de West Point, es decir, con formación académica capaz de enfrentar una guerra.

La cohesionada decisión de un pueblo hastiado de vejámenes, cárcel, torturas, crímenes y exilio, logró deponer una de las tiranías más longevas de América Latina, comparable con la de José Gaspar de Francia en Paraguay, Porfirio Díaz en México, Juan Vicente Gómez (El Bagre) en Venezuela, y Rafael Leónidas Trujillo en RD.

El original ideal libertario sandinista de 1979, ha evolucionado a los mismos caracteres gubernativos por los cuales combatieron con homérica bravura, desprendimiento de la vida, ejemplo de sacrificio y altruismo que contagió la emoción caribeña, latinoamericana, y del mundo, idéntico fenómeno sicológico que esparció en 1959 el triunfo de la Revolución cubana liderada por Fidel Castro, el latinoamericano más emblemático y referencial del siglo XX.

Daniel Ortega Saavedra tiraniza al pueblo que logró liberar con su incuestionable valor, encarcelando a todos sus opositores candidatos a las elecciones de noviembre venidero, Cristiana Chamorro (arresto domiciliario), Arturo Cruz, Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro y Miguel Mora.

Daniel Ortega Saavedra, como todo ser humano provisto de elemental raciocinio, sabe que una democracia con presos políticos, es una farsa, una comparsa de bufos, disfrazados de opresores, infames protagonistas de asfixiar la disidencia, que es el elemento nodal de una democracia.

Daniel Ortega Saavedra sabe que unas elecciones con un solo candidato es colosal timo, burla y escarnio a la democracia, un peligroso y sangriento sainete, porque democracia en griego original traduce demo, pueblo, y crato, poder, y nada de ese principio se conjuga y existe hoy en la patria del general Sandino, porque el demo carece de crato.

Daniel Ortega Saavedra acusa a sus contendores de agentes del ingerencismo de EE.UU., un infeliz argumento, porque es posible que uno o dos lo sean, pero de ninguna manera es aceptable, razonable o posible que todos.
El 22 de junio, Daniel Ortega Saavedra dispuso arrestar los periodistas independientes Carlos Fernando Chamorro y Sergio Marín Comavaca, compulsados a exiliarse para preservar sus vidas junto a sus esposas, aguardando el desenlace definitivo, que ciertamente no dista de ninguna manera.

Luis Carrión, actor insurrección 1979, también recurrió al exilio.

Dora María Téllez Argüello, la Haydée Santamaría y Vilma Espín de la revolución sandinista, heroica combatiente anti somocista, que con 22 años formó trova de cojonudos que asaltaron y tomaron el Congreso somocista, obligando a Tachito Somoza liberar 50 sandinistas presos, en tensas horas rebosantes de homérico valor, presa por disentir con Daniel Ortega Saavedra, fundando en el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), precibiendo muy temprano la derivación al despotismo y traición al ideal sandinista de Daniel Ortega, máximo exponente de traición al original y sacrosanto sandinismo que hoy lidera el relevo del dictador Tachito Somoza.

Dora María Tellez Argüello fue secundada en su disidencia y protesta a Daniel Ortega Saavedra por el sacerdote Ernesto Cardenal, quien en 1994 abandonó el sandinista, preso por el nuevo dictador de Nicaragua, lo mismo procedió Sergio Ramírez Mercado, la pluma actual nicaragüense más brillante, laureado escritor internacional.

El sacerdote Miguel d’Escoto Brockmann, primer canciller sandinista (1979-1990), a quien entrevisté en julio de 1983, en su despacho, conforme inserto foto, también escurrió el bulto a Daniel Ortega, integrándose al Movimiento Renovador Sandinista fundado por Dora María Téllez.

Este trabajo, desglosa con inequívocos soportes históricos, la degeneración del original sandinismo, derivado a despotismo, ladronismo, excesos contra el pueblo y los icónicos pioneros sandinistas, palmaria negación democrática del sandinismo, asfixiando la disidencia, donde resulta imposible ejercer la democracia, sustituida por una colosal y abominable farsa y ópera bufa.

Siempre se ha sostenido que detrás de todo hombre hay una mujer que actúa como ancla, que hunde, o ala, que eleva.
Concerniente a Daniel Ortega Saavedra, la realidad identifica a su consorte, Rosario Murillo, lo primero, dominante, ambiciosa y perversa dogaresa, instando a su esposo anular la disidencia democrática nicaragüense, conduciendo a su consorte al despeñadero político y conceptual, presagiando un cercano cataclismo político, culminando de manera traumática, la traición al pionero sandinismo de Las Segovias, y del 19 de julio de 1979, que liquidó la tiranía somocista, reeditada por Daniel Ortega Saavedra y Rosario Murillo.

Daniel Ortega Saavedra sabe más que todos sus paisanos, que otro Rigoberto López Pérez lo acecha, decidido a cambiar dictadura por democracia, conforme ejecutó el heroico magnicida al viejo Tacho Somoza.

Por: UBI RIVAS
ubirivas30@gmail.com

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