Cualquiera de los conflictos que afectan al mundo, con participación de las grandes potencias, podría ser generador de una tercera guerra mundial. Se ahonda la crisis entre Israel y sus vecinos, mientras sigue sin solución, la intervención Rusa en Ucrania.
Es un recordatorio al mundo de que la paz se debe cultivar día a día y que hay profundas diferencias entre las grandes potencias, en su afán de dividir el mundo en zonas de su influencia.
Cierto que hoy las guerras son mas económicas que militares, pero siempre hay desbordes peligrosos como los enfrentamientos en Ucrania y los choques a gran distancia entre Irán e Israel.
A pesar de los enfrentamientos, los Estados Unidos saben que su rival real, en el plano económico es China, y nada lo puede distraer en la pugna por los mercados.
Sin embargo, el posicionamiento de mercados hará que se corra a la aventura militar en varis zonas del mundo, llevando temores de que se dé una tercera guerra mundial.
Cuando suena una lucha que envuelve directamente a las grandes potencias, cualquier cosa puede ocurrir. Un delgado cabello divide la paz de la destrucción. Un espejo moderno de la espada de Damocles.
Enfrentamientos que se amplían ante la realidad de que no hay mediadores a la vista, y que la industria de la guerra tiene su rol de importancia, a pesar de la economía de mercados.
A lo lejos se ve el espejismo de lo que podría ser una tercera guerra mundial, la realidad indica que ninguna de las grades potencias jugará al exterminio total. Con las sofisticadas armas termonucleares de hoy se teme que todos pierdan y nadie gane.
Está también la credibilidad de la guerra. Los bombardeos norteamericanos a Irán fueron en lo posible para destruir su incipiente poderío atómico, pero organismos internacionales destacan que el país de los ayatolas está muy lejos de entrar al club de las bombas atómicas.
Con un conflicto tan lejano, sus estertores llegaran a la América Latina, donde la laucha está a nivel de subsistencia en países que desean entrar de lleno al siglo 21 en lo económico, lo social, lo político y lo religioso.
Latinoamérica necesita la paz, acabar con peligrosos conflictos internos que se eternizan y saber que la violencia solo deja muertes y destrucción.
El futuro de latinoamérica está en el florecimiento de gobiernos progresistas, mejor reparto de las riquezas y evitar las confrontaciones internas, que son desbastadoras. Ojo a la guerra y a esperar que se mantenga la paz en el mundo.
Por: Manuel Hernández Villeta