¿Qué Pasa?

Laura Rivas analiza la magia de las palabras

Laura Rivas analiza la magia de las palabras

Es una frase conocida la que reza que “se debe pensar antes de hablar”, y la mejor justificación para tomarla en cuenta es pensar en el efecto que causan las palabras en quienes las escuchan. Una palabra puede levantarte el ánimo y fortalecer tu autoestima, pero también muchas de ellas te hacen sentir aplastado y dejan una huella que a veces resulta difícil de borrar.

“Es más fácil caminar por campos minados que entrar en las conversaciones de hoy en día. Pareciera ser que nunca aprendimos las reglas de convivencia al expresarnos. Como si la sensibilidad hubiese aumentado, y la empatía desaparecido”, expresa sobre el tema la psicóloga Laura Rivas, del Grupo Profesional Psicológicamente.

Rivas pone el ejemplo de que para algunos podría parecer una necedad de parte de los demás exigir ser reconocido con los pronombres con los que se identifique o que se reconozca la importancia de las minorías.

“Más que enfocarnos en lo sensible que parece ser el otro, observemos nuestro propio lenguaje, cómo nos referimos a los demás e incluso cómo nos referimos a nosotros mismos. El cambio comienza desde la palabra y cómo la utilices”, explica.

Entonces toca hacerse la pregunta: ¿estamos demasiado sensibles o es que se necesitaba esta reforma en el discurso de la sociedad?

La psicóloga expresa que al trabajar varios años en el mundo de la diversidad funcional, aprendió la importancia de las palabras y cita lo que expresó al respecto J.K. Rowling, la autora de Harry Potter, quien dijo que “las palabras son nuestra fuente inagotable de magia”; mientras que el doctor Román García habla de que la realidad se construye a través del lenguaje.

“A pesar de ser autores de dos áreas muy diferentes, el postulado es el mismo: lo que decimos y sobre todo lo que callamos impacta a todos”, concluye.
Por eso, elegir utilizar un lenguaje no adecuado o peyorativo supone lo que se denomina “microagresiones”, que son esas pequeñas laceraciones que causa el filo de la palabra. Recordando que somos una generación moderna con traumas hirientes heredados. Podemos parar el “sangrado” al no perpetuar aquellas condiciones que lo crearon.