Opinión

Llover sobre mojado

Llover sobre mojado

Meses después de transcurridas las elecciones presidenciales circulan las recomendaciones hechas al país por la delegación de la OEA que estuvo en calidad de observadora, y lo bueno de las sugerencias es que remachan necesidades ya expuestas por largo tiempo por los propios dominicanos desde y fuera de la sociedad civil.

La matrícula del Congreso Nacional se benefició hoy del arrastre, algo que se tenía superado pero inexplicablemente apareció en los comicios de mayo pasado. Todos estamos conscientes de que unas elecciones para escoger diputados y senadores, lo mismo que para los municipios tendría fatales consecuencias. Primero, observaremos una baja votación y, segundo, posiblemente quedará fuera más de la mitad.

¿Qué debemos hacer cambios? Obvio. Lo que jamás lograré entender, como ya lo he expresado en distintas oportunidades, es nuestro encanto de modificar o pretender reformar un sistema político en forma asistémica, tomando trozos, con criterio poco holístico, haciendo parches para posteriormente ufanarnos de la categoría del parche.

Insistimos en una ley de partidos políticos para organizaciones políticas de lo que queda solo el nombre y su franquicia. Inexisten como estructura, apenas una comisión política justifica su lógica operativa, pero igualmente queremos escoger jueces de la JCE al margen de reflexionar cambios más profundos de la ley electoral y la razón de ser de una Junta Electoral, aparte de las tareas llamadas a desempeñar.

¿Cómo lograremos, por ejemplo, una democracia mucho más participativa dentro de la democracia representativa?
Creo que nos obsesionamos. Nos metimos en la cabeza que necesitábamos un Defensor del Pueblo, así con mayúsculas…. ¿y….?

Nos metimos en la cabeza que debemos disponer de una Ley de Partidos, pero desde los años ochenta viene rodando por América Latina el tema, y se logró en distintos países sudamericanos. ¿Cuál ha sido el resultado al cabo de los años, precisamente ahora en el 2016?

Hemos llovido tanto sobre lo mojado que nos hemos encharcado.

El Nacional

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