Doña Ana, mañana tengo unos amigos haitianos invitados a cenar ¿qué menú sugiere Ud.? —hagamos un locrio de arenque, eso les va a encantar— Señores… es una verdad tangible e irrefutable, que esta fusión de trigo, arenque, aguacate, tostones y repollo, es un plato para presentar y triunfar en los más reputados concursos de Máster Chef.
El trigo originario del medio oriente, se consume en la civilización occidental desde hace miles de años, en tanto que el arenque es la comida preferida por los vikingos y sus descendientes. Fue en el puerto de Ámsterdam (antiguo Silicón Valley) donde se inventaron salarlos y ahumarlos para que se preservaran. Con esta nueva provisión, los marineros pudieron alejarse de la costa por más largo tiempo.
Después del bacalao, el arenque es el pescado mas comúnmente capturado en el mundo. Proviene de las frías aguas del Atlántico norte, y una hembra puede poner hasta 40 mil huevas. Es un pescado rico en omega 3 y su contenido en vitaminas no parece disminuir con el ahumado. Posee virtudes como reconstituyente y su aceite combinado con bija y leche de coco cura el asma bronquial —pecho apretao en el argot popular—
Por su precio y abundancia, era la comida de los pobres. Los esclavos africanos que se trajeron a América, eran alimentados con arenques, a tal punto que ese olor y sabor se incorporó al organismo, y ahora se transmite genéticamente. Sino… como explicar el frenesí que produce esta comida en los afrodescedientes.
En el país, cuando en una casa se preparaba arenque, y el olor se esparcía por el vecindario, los vecinos decían despectivamente que allí estaban matando un policía. Me cuentan que a finales de los 60 y principio de los 70s, en las escuelas rurales, se ofrecía con inusitada frecuencia un almuerzo de trigo con arenque. Y una persona delgada estaba «flaca como un arenque».
Al final del cuento, doña Ana preparó su locrio de trigo con arenque y fue un verdadero e inolvidable festín. A mí me tocó dar las palabras de agradecimiento que pronuncié con mucho entusiasmo: «Dios bendiga estos alimentos y las manos que los prepararon, que nos de fuerzas para mantener el celular fuera de la mesa y que nunca, nunca nos falte aguacate».