El presidente Luis Abinader en su empeño de crear oportunidades para la gente ha dispuesto 4 mil millones para los ayuntamientos del país a través de la Liga Municipal Dominicana (LMD), para impulsar el desarrollo social y la dinamización de los gobiernos locales.
Sin embargo, el presidente Luis Abinader olvida que los gobiernos locales, por carecer de la supervisión debida, constituyen una especie de “caja chica”, que sirven para satisfacer la sed de riqueza de sus administradores, pero en nada las aspiraciones de desarrollo social e infraestructura de las comunidades.
De ahí las necesidad de que tanto el Poder Ejecutivo o el Congreso tomen la iniciativa de crear mecanismos como una Cámara de Cuenta Municipal, una Contraloría Municipal Nacional o un Consejo de Ética e Integridad Municipal, que supervisen y garanticen una eficiente administración de los recursos que reciben.
Los gobiernos locales, en otras palabras, los ayuntamientos, carecen de estricto control en la actualidad, por lo que la mayoría de los alcaldes no se rigen por principios administrativos ni éticos sino por su propia voluntad y capricho, pues en caso de oposición solo le basta sobornar a los regidores más cuestionables.
Es necesario que los políticos entiendan que la política es una actividad con valores e ideales, dirigida a no hacer rico a los funcionarios electos y designados, así como a sus amigos y familiares. De ahí que estos al entrar y salir del cargo deban rendir cuentas de su ejercicio, como de sus bienes personales, ¿Por qué un funcionario que vivía en una casa alquilada al salir del cargo deba poseer un edificio de 5 o 7 plantas y en banco varios millones? Si lo justifica estaría bien, pero de lo contrario debería dar cuenta a la justicia.
Señor Presidente, sabemos que su intención es buena, pero sin supervisión y control los cabildos en lugar de usar esos recursos en crear obras de infraestructura en la comunidad, lo podrían desviar para fines individualista y no colectivista.
Por: Manuel Andújar