Malas noticias para los neo-nacionalistas, y los afectados por la aporofobia. Los haitianos son esenciales para el crecimiento, al igual que los dominicanos y de otras regiones residentes en Nueva York lo son para esa urbe.
Es decir, que aunque se quiera “desahitianizar al país y se rechace su pobreza; cultura, hábitos y malas costumbres, tendremos que soportarlos. Si no ninguno, pocos trabajarían en las condiciones que lo hacen los haitianos indocumentados.
Nosotros mismos, por razones obvias, tampoco queremos que se engrose su número; pero la corrupción y nuestra endeble economía, demanda su presencia en manos de obras diversas. Por razones similares y otros factores, Estados Unidos también requiere de nuestro duro trabajo.
Resulta que los imperios necesitan de los migrantes, no sólo para fortalecer su economía, sino para perpetuarse como tales. Y en nuestro país, los necesitamos para crecer y ocultar nuestras falencias, fruto del débil crecimiento económico; la corrupción, y disfuncionalidad gubernativa.
Y hay más, aparte de cómo nuestros historiadores europeísta nos enseñaron a odiarlos (tendencia de la que nos zafamos); hemos visto como dominicanos de a pie, por lo menos en Santo Domingo, comparten con haitianos en negocios informales. Y ya hay quienes están al servicio de estos migrantes, en empresas formales.