Opinión Voces y ecos

Los tiznados de Miches

Los tiznados de Miches

Rafael Peralta Romero

No sé de cuándo data la tradición, pero es un recuerdo de mi niñez bien sembrado en la memoria, pues no solo fui espectador del fenómeno, sino que también incursioné en esa práctica.

Me refiero a los tiznados que el Miércoles de Ceniza llenan las calles de Miches con la expresión “mañé, mañé”.

Grupos de muchachos de todos los sectores del pueblo, salen cubierto de una mezcla de carbón molido mojado en agua de azúcar prieta, que se convierte en un pegamento, y pregonan que piden comida. Cada tropa, digamos de 10 o 15 mozalbetes, tiene un cabecilla que dirige unas proclamas.

El jefe pregunta: “¿muchachos qué quieren?” y el coro responde: la manyé. Reitera: ¿mis hijos qué quieren?, y responden: la manyé. La estrofa incluye los versos: el culito para arriba, la manyé; el culito para abajo, la manyé. “Manyé” es obvia referencia al verbo francés “manger”, que significa comer.

Cada muchacho lleva un jarro en el que se le ha de servir la comida que pide, por igual porta una varita embadurnada del tizne pegajoso para tocar a quien no le dé nada o al menos amenaza con untarlo. La demanda de los muchachos está enfocada hacia las habichuelas con dulce que se cuecen ese día.

En más de una ocasión, oí a mi madre expresar que a la hora en que los muchachos se tiran a las calles a reclamar la “manyé”, aún el rico manjar no ha sido preparado en los hogares. Se hace más tarde, pues ese día, las familias se esmeran en preparar comida no común, evitando, sobre todo, la ingesta de carne.

Mi hermano Yiyo, el mayor de los varones, solía preparar la mezcla del carbón melcochoso para ofrecer servicios de tiznado a chicos que no estaban en disposición de hacerlo. Además de que resultaba más económico pagar tres centavos por tiznarse que moler el carbón y juntarlo con los demás insumos.

Este año, he indagado sobre este acontecimiento con mi sobrina Yesenia, periodista residente en Miches, y me ha reportado que la tradición se mantiene, con la novedad de que algunos muchachos están usando lodo o barro en lugar de carbón. Lo cierto es que esta manifestación carnavalesca es única de Miches.

El maestro Dagoberto Tejeda, acucioso folclorista, me ha instado a escribir sobre ese fenómeno cultural. Quizá este artículo no sea suficiente, pero creo que al escribirlo me libero del peligro de quedar fuera de la gracia de Dios, como se afirma le ocurre a quien se tizna y no lo hace durante siete años.