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Maestro de la fantasía

Maestro de la fantasía

Julio Cesar Mateo

En mayo del año pasado, al encabezar un acto en Florida, Leonel Fernández Reyna proclamó que cumplió su promesa del año 1996 de convertir a la República Dominicana en un “Nueva York Chiquito”.

Como si nada, Fernández ha vuelto a repetir hace pocos días, esta vez en Santo Domingo, que logró “hacer de la República Dominicana un Nueva York chiquito”, y esta vez fue más lejos diciendo que si vuelve a ser presidente hará del país el “Silicon Valley del Caribe”.

 Por más respeto y benevolencia con que se enjuicien sus palabras, hay que considerar, con justicia, que el líder de la coalición opositora Rescate RD es, simplemente, un soñador, maestro del arte de producir fantasías y fenómenos que parecen contradecir los hechos naturales.

Aparte de unos elevados en avenidas de la Capital,  lo que sí produjo Leonel Fernández en su larga permanencia en la Presidencia fue un estado de corrupción generalizada, absolutismo, nepotismo  e impunidad que se extendió y rompió récords en la gestión, también puramente peledeísta, de ocho años, de Danilo Medina

Lo que el pueblo recuerda del ejercicio presidencial de  Fernández  no se parece en nada a un “Nueva York Chiquito”.

Como una pesadilla superada, sí recuerda -entre otros- los casos siguientes: ventas de empresas estatales, Odebretch, peaje sombra en autopistas, cofrecito y barrilito en el Congreso, traspaso propiedades inmobiliarias de Sans Soucí, entrega de terrenos del CEA, compra de los innecesarios aviones Tucano, construcción del edificio de Funglode y un kilométrico etc, etc.

Los dominicanos radicados en Nueva York y Cánada y en toda la amplia zona de nordeste de Estados Unidos (especialmente en Nueva Jersey, Conneticut, Washington, Filadelfia, Pensilvania, Boston,  Massachusets y Rhode Island) están conscientes de los cantos de sirena de Leonel Fernández, quien haría mejor papel como mago de circo que como político y conductor de los destinos nacionales. 

El Nacional

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