La tensión en Venezuela ha vuelto a dispararse con la juramentación que se proponen efectuar el 10 de enero ante el Parlamento tanto el presidente Nicolás Maduro como el líder opositor Edmundo González Urrutia.
Maduro, cuya victoria no ha sido reconocida ni siquiera por los Gobiernos izquierdistas de Colombia, Brasil, México y Chile, convocó a sus leales a una masiva movilización ese día para celebrar su supuesto triunfo en las urnas. Pero también para jurar por Venezuela, por la independencia y por la patria bolivariana, además, agregó, “de prepararse para derrotar cualquier intriga, cualquier complot, cualquier conspiración del imperialismo, de la oligarquía y del fascismo”.
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En un abierto desafío a quienes desconocen su usurpación del poder, Maduro afirmó que el Gobierno jamás caerá en manos de un títere de la oligarquía ni del imperialismo, en alusión a González Urrutia.
El líder opositor, cuya victoria ha sido reconocida por Estados Unidos, Italia y algún otro país reiteró que dejará su exilio en España para el 10 de enero de 2025 estar en Venezuela para juramentarse como presidente electo. El panorama en Venezuela pinta color de hormiga.