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Martes Santoy justicia

Martes Santoy justicia

Susi Pola

Estamos en el tercer día de Semana Santa, conjunto de celebraciones religiosas católicas de la última semana de Cuaresma, entre el Domingo de Ramos y el Domingo de Resurrección, una serie de ritos y tradiciones que han ido generalizándose como tiempo de vacaciones y festejos.

Hoy, víspera del llamado Triduo Pascual que conforma los días más importantes de esta semana por recordar la pasión, muerte y resurrección de Jesús, es válida la reflexión que nos asocie al pensamiento humanista espiritual de un Dios encarnado en el amor inclusivo, justo y misericordioso, percepción que hemos perdido en algún momento lejos en la historia, empeñándonos en reciclar relaciones de poder injustas, irresponsables, desiguales y avasallantes con las que se ha tergiversado la manera de vivir en estos últimos miles de años.

El Martes Santo es llamado Martes de Controversia por haber sido el día más doloroso para Jesucristo como persona, cuestionado por líderes religiosos y sociales corruptos y poderosos, y por conocer la traición de que sería objeto por sus más entrañables amigos, se presta para la reflexión a la luz de lo que acontece.

Un hecho nos trae tristeza similar, siempre asociado viacrucis de las mujeres víctimas de violencia de género. Es el caso conocido en la prensa de la semana pasada, acerca del juez de Valverde, Mao, acusado de agredir reiteradamente a su esposa, quien labora en una institución educativa allí.

Se conoce en su entorno laboral, donde ejerce como Sicóloga de escolares, que esta víctima solía llegar desde hace tiempo con señales físicas y emocionales de maltrato, además, de todas las penurias que se asocian a esta situación, de lo que dan cuenta las certificaciones medicolegales que alertan sobre el peligro de vida en que vivía.

Recibida la denuncia penal por la Inspectoría General del Poder Judicial, fue apoderado el Ministerio Público correspondiente quien actuó inmediatamente y en 24 horas, la Segunda Sala Penal de la Corte de Apelación de Santiago, impuso presentación periódica cada 30 días, orden de alejamiento y asistir a “charlas de desarticulación de violencia”, frente al crítico riesgo de la víctima, ahora a merced de la protección de una red ajena a la justicia.

Siempre se espera que el sistema asuma la gravedad de la Violencia de Género contra Mujeres y Niñas, sin corporativismos ni solidaridades, aplicando la ley y asumiendo las consecuencias para una persona administradora de justicia que delinque, por más duro que sea.

Son cavilaciones de fe, para aplicar la imparcialidad de la justicia.