Opinión

Marx y Miguel (Y/4)

Marx y Miguel (Y/4)

¿Por qué crees que eres la escritora más agredida de este país?, me preguntó hace días un viejo amigo: Porque eres la única que no ha claudicado en sus posiciones políticas para ganar aceptación social, o un premio; y eres la única que declara sin empachos que es una marxista.

Esto, en un país donde casi nadie sabe lo qué es el marxismo (se murió Juan Isidro Jimenes Grullon, y se murió Franklyn Franco, uno de los pocos sociólogos marxistas de República Dominicana), y serlo equivale a un pasaporte a la exclusión, al prejuicio, o la demonización. Por eso, solo cuando la intelectualidad seria, en todas las corrientes de pensamiento del país, se autodefina como marxista, la ideología perderá el carácter de cosa prohibida con la cual el aparato mediático de la derecha ha tratado de desvirtuarla, despojarla de significado, y deslegitimarla como herramienta de trasnformación social.

Hay por demás, ejemplos gloriosos del pensamiento preclaro de dominicanas que no se rescatan. Dentro de la corriente marxista, Minerva Mirabal, Aniana Vargas, Gilda Pérez, todas las militantes del otrora Partido Socialista Dominicano, Camila Henríquez Ureña, muchas de las combatientes de Abril, luminosos estandartes del pensamiento de avanzada, y ya en Puerto Rico, Luisa Capetillo, quien era, como José Martí, una lectora de ensayos y novelas “edificantes” para los tabaqueros el sur de la Florida; Julia de Burgos, autodeclarada admiradora de la Revolución Socialista y de Rosa de Luxemburgo, quien debatió sus ideas con el propio Lenin y fue asesinada por fundamentalistas.

No puedo dejar de mencionar, de México, a la pintora Frida Kahlo, por su abierta filiación comunista e internacionalista, ampliamente documentada.
En algunos casos las membresías en organismos de seguridad, o mal llamados organismos de seguridad del Estado, o secretos, encargados de neutralizar el impacto mediatico y social del pensamiento disidente, se han podido establecer como causa de las persecuciones ideológicas de algunas mujeres pensadoras, caso de las obsesiones por muchos años, de un escritor –excalié- conmigo, la cual solo cesó cuando lo denuncié por la prensa con nombre y apellidos.

En el caso del periodista Miguel Guerrero, creo que su problema es visceral, porque asumir que una mujer, hoy en la mirilla pública como candidata a la vicepresidencia por una opción progresista para las próximas elecciones, pueda ser una “marxista dogmática” es no solo desconocer el Marxismo, sino lo que significa una militancia de izquierda en periodos de amarga recordación, para la dedicación al estudio y la investigación, todos requisitos del marxismo.

Y lo visceral es difícil de explicar, aun para una Marxista como yo, porque esta enraizado en Montanerismos de viejo y nueva factura. Prerrogativa de cada quien.

El Nacional

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