La captura de los supuestos integrantes del cártel de Bayahíbe, que habría introducido cuantiosos cargamentos de cocaína al país y por lo que está preso el presidente del Ayuntamiento de La Romana, sólo ha significado otro golpe contra el negocio de las drogas.

En pleno proceso contra los supuestos miembros de la organización la Dirección Nacional de Control de Drogas confiscó 257 paquetes de cocaína en un camión dentro del puerto multimodal Caucedo.

El operativo indica no sólo que son muchos los cárteles que operan en el país, sino que para sus operaciones tienen que contar con conexiones en importantes estamentos relacionados con la seguridad.

Cuesta aceptar que en medio de una batida en que se le ha propinado golpes contundentes, el narcotráfico, en lugar de replegarse, fortalezca su ofensiva. Salvo uno que otro integrante del supuesto cártel de Bayahíbe, los pejes gordos del negocio no acaban de ser aprehendidos por las autoridades.

Son de las incógnitas que no se acaban de despejar en torno a la persecución contra el narcotráfico, una operación que parece un deporte por los medios que utiliza y el aparente desenfado con que opera.