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Netflix

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Chiqui Vicioso

Fidelio no me cree cuando le digo que veo las series de Netflix no solo por entretenimiento, sino para entender lo que esa multinacional quiere promover en nuestras culturas, para bien y para mal.

No niego que hay series maravillosas, generalmente las asiáticas, ahora una sobre los buscadores de almas que es realmente bella y candorosa y sobre todo por el pudor con que se manejan las situaciones eróticas.

Hay otras, donde se introducen los tercetos y cuartetos sexuales que realmente no solo asombran sino que repugnan y nos preguntamos si los padres y madres de este país tienen eso en cuenta al permitir que sus hijos miren esa clase de canal.

Ya antes denuncié una serie contra Lula y Dilma, donde la representación a Dilma la representaban como una bruja, fisicamente hablando, corrupta y feroz. Y al juez que la perseguia, posteriormente ministro de justicia de Bolsonaro y ahora viviendo en Florida después de escapar de la justicia, como un héroe que luchaba contra la corrupción y el mal.

Luego Netflix se disculpó públicamente, al igual que O Globo, por la falsedad de sus acusaciones, que provocaron tres años de cárcel para Lula, que por suerte es un hombre en extremo ecuánime y acostumbrado a las penurias de todo tipo. Y con Dilma, a quien el Papa Francisco definió como “una mujer extremadamente honesta y digna”.

Ahora, acabo de terminar la serie Hasta que la plata nos separe, en apariencia muy inofensiva, pero donde suceden varias cosas que quiero reseñar:

Primero, quien caricaturiza a un hombre de la burguesía, mentiroso, engañoso y canalla, resulta ser un hombre de la clase baja que usurpa la identidad de un aristócrata.

Segundo, a pesar de toda la jerga católica y de adoración de la “virgencita”, al final uno de los protagonistas no solo embaraza a dos muchachas sino que termina viviendo con las dos, las cuales se hacen intimas amigas. Un llamado mal hecho a la no competencia entre mujeres.

Tercero, introducen a una “Generala” con jerga marxista, una parodia del socialismo, ya que termina ella siendo la gerente de un puesto de venta de autos.

Y, lo mas tendencioso y ofensivo de esta serie es que el único juez corrupto al que finalmente detienen es practicamente un hermano gemelo del actual presidente de Colombia, Petro. Es decir, ya se esta preparando tendenciosamente la mentalidad latinoamericana para esa eventualidad, y eso, como en el caso de Lula y Dilma es una barbaridad que no podemos dejar pasar.

Ya dije una vez que si yo fuera colombiana o mexicana demandaria a Netflix por los estereotipos que promueve sobre ellos como narcotraficantes. Ojo cuando hagan una serie sobre nosotros.