Una inmensa nube de hidrógeno se dirige a la Vía Láctea a más de un millón de kilómetros por hora, una velocidad 10 veces mayor a la de nuestro puntual visitante, el cometa Halley. ¿Qué representa este fantástico fenómeno?
No se trata de una nubecilla. Sí llegara a envolver a la Tierra, sería como un inmenso cielo nublado cubriendo una minúscula gota de agua.
Está formada por hidrógeno (H) gaseoso y por ahora está en la constelación de Aquila. Se calcula que tiene una masa de más de un millón de veces la del Sol y mide casi 10,000 años luz de largo por más de 3000 de ancho.
En verdad, quienes tendrán que preocuparse serán nuestros descendientes dentro de unos 30 millones de años.
La Nube de Smith es la única formación en su tipo de la que se conoce aproximadamente su trayectoria y se cree que en ese tiempo estará visitando la Vía Láctea, ya que se está acercando a 100 kilómetros por segundo.
Los astrónomos calculan que impactará en el Brazo de Perseo, la mayor y más exterior espiral de la Vía Láctea. De ser así, sí espera librarse de una amputación galáctica, Perseo tendrá que hacer honor a su mítica fama por haber cortado la cabeza de la Medusa.
La Nube de Smith trae hidrógeno suficiente para crear unos 2 millones de soles en una hipotética colisión.
Ya que se conoce su trayectoria, los astrónomos pueden reconstruir (más bien especular) cuál ha sido la misma a lo largo del pasado remoto.
Fue así como se estableció que la Nube de Smith ya habría visitado nuestra galaxia hace unos 70 millones de años, ¿por qué no se disipó en el choque? No se sabe.
El último estudio revela que la nube de Smith contiene grandes cantidades de azufre, al igual que la periferia de la Vía Láctea, situada a alrededor de 40.000 años luz del centro de la galaxia y a 15.000 años luz del Sol y nuestro sistema solar.
Los astrónomos sostienen que este hecho significa que la nube fue contaminada por material estelar, pero de alguna manera abandonó el disco de la Vía Láctea hace unos 70 millones de años y ahora está regresando “a casa”.
Aspecto de cometa
Investigaciones anteriores indican que la Nube Smith ya ha sobrevivido una vez a su paso por el disco de nuestra galaxia, hace varios miles de millones de años, y ahora está a punto de dar otra “pasada”.
«La Nube Smith es única entre las nubes de alta velocidad conocidas porque ya ha interactuado claramente con la Vía Láctea y lo va a hacer de nuevo, comenta Félix J. Lockman, astrónomo en el Observatorio Nacional de Radioastronomía en Green Bank.
Tiene un aspecto similar al de los cometas, lo que indica que ya está sintiendo la influencia de la Vía Láctea.
Si fuera visible a simple vista, la Gran Nube de Smith cubriría casi tanto cielo como la constelación de Orión.
Cuando la nube de Smith finalmente se fusione con la Vía Láctea , se podría producir un anillo brillante de estrellas similares al que hay relativamente cerca de nuestro Sol, conocido como el Cinturón de Gould.
(Alcides González, Batanga).