Identidad y novela dominicana
Es frecuente que en tertulias, coloquios y encuentros se hable de la novela dominicana y de sus diversas vertientes. De su ausencia en el boom de los escenarios internacionales, del escaso reconocimiento de la crítica extranjera.
A pesar de eso, la novela dominicana ha sido y sigue siendo nuestra novela. Con un sello propio, con sus características que son únicas como tal.
De sólo pensar en “Over” de Ramón Marrero Aristy, en “Enriquillo” de Galván, en “Cañas y Bueyes” de Moscoso Puello, en “El Masacre se pasa a pie”, de Fredy Prestol, en “La Mañosa”, de Bosch, “De Abril en delante” de Marcio Veloz Maggiolo, “Serenata” de Manuel Salvador Gautier y “Sólo cenizas Hallarás” de Pedro Vergés, encontramos en estas páginas, (desde la lengua, los temas, los conflictos y los personajes), verdaderas expresiones de la dominicanidad.
El novelista, como cualquier otro literato está en el deber de hacer un registro de su época, ya que la novela es un reflejo de las pasiones y de las luchas del hombre en la tierra y con un planteamiento de las ideas que apasionan al hombre.
“La novela es un espejo”, dijo Ernesto Sábato. En ese sentido, no podemos dejar de advertir que la novela dominicana ha sido y es un registro fiel de nuestras luchas y de nuestro sentimiento como pueblo. En esas expresiones está también implícita una ideología, un planteamiento de lo queremos y de los que somos como dominicanos.
En un momento importante de la economía, cuando la producción campeaba por nuestros lares, la República Dominicana se convirtió en el principal exportador de azúcar, hacia un importante mercado como el de los Estados Unidos y eso trajo por vía de consecuencia la contrata de mano de obra haitiana, por parte del Estado Dominicano.
Basándose en estos temas fue que el autor desarrolló su magistral propuesta literaria. En el caso específico de “Over” esta es a mi juicio, una de las grandes novelas dominicanas. Desde sus aportaciones al género, diríamos desde el punto de vista literario, si se quiere hablar de la estructura misma de la novela, hasta sus aportaciones linguísticas.
Esta hizo su entronque con lo nacional, por la significativa carga de crítica social en plena época trujillista. Por eso se convirtió en “la narrativa social por excelencia de la República Dominicana”.
En su discurso, Marrero Aristy acuñó una palabra desconocida hasta entonces en los ámbitos de nuestra lengua cultura. Acuñó el “Over”, que en la novela significa dinero, ganancia, plusvalía.
Ahí está pues el gran tema, que a través de los años ha tenido ganancia de causa, porque ha trascendido el tiempo y las fronteras. El valor histórico de esta novela, no es que trate un tema que se ha vuelto histórico en sí mismo, me parece que su valor radica en el conflicto que dirime, en su especificidad social y cultural sobre la sociedad dominicana.
El tema haitiano, desde el ámbito que se trate y como se trate, seguirá siendo, sécula seculorum, el gran tema dominicano. Lo que quiero significar es que esta narración no es una narración per se, en sí misma, sino por el tema que le acompaña.
La tarea central de la novelística de hoy, -dice Sábato- es la indagación del hombre. Tratar de explorar en los recovecos de la condición humana.
Daniel Comprés, el personaje central de Over, sabía que engañaba a los braceros haitianos, cuando le vendía unas cuantas onzas de menos, sin embargo ese “robo” tenía la significación de la carta de sobrevivencia como ley única del Central, pero nunca representó para él, el triunfo de la ganancia alegre y divertida. Él sabe que no lo hacía por motus propio, sino inducido por un patrón que lo explotaba inmisericordemente.
Ninguna novela en el mundo se sostiene sin tema, sino véase las grandes producciones clásicas. Las de Dostoievski, por ejemplo. Las de Kafka, León Tolstoi y Joseph Conrad y en Estados Unidos y América Latina: Hemingway y Faulkner; las de García Márquez, Carlos Fuentes, Sabato y Vargas Llosa.
“Over” no sería nunca la novela que es, sino por lo que trata en el fondo y como lo trata, pero sobre todo, por los personajes que la rodean, por las pasiones que envuelven sus vidas, por la significación que tiene y ha tenido como espejo de la sociedad; por la angustia que los embarga y cómo hay ahí, intricada en esas páginas una forma del ser dominicano.
De ahí que con el paso de los años “Over” se ha convertido en la “clásica novela social dominicana” por excelencia, cosa que ha creado en el dominicano un sentido de pertenencia como tal.
Ningún autor, en el mundo, no importa de la parte que sea tiene que hacer un acopio pormenorizado de hechos históricos, lo que debe hacer es tomar, aquéllos registros, que son simbólicos y paradigmáticos para la vida de las naciones, cuyos hechos tomen significado en la vida de los lectores.
¿Cuál ha sido pues el valor real de “Over” como novela? Pues el hecho de haber enchapado en el imaginario dominicano un tema muy propio y tratar de legitimar, maneras propias de defendernos como individuos y como pueblo.
Un gran aporte, que enaltece a los dominicanos como tal, desde el punto de vista de la lengua, de la antropología y desde el punto de vista de la cultura, ya que a lo largo de su periplo “Over” ha generado una identidad literaria, que al fin, es la identidad dominicana.