La pasada Feria Internacional del Libro, Santo Domingo 2023, la viví en casi todas sus propuestas. La encontré más pequeña que las de años atrás, espacio limitado e inferior número de expositores, pero igual disfrutable en lo que en ella pude ver, participar, tocar y oír, como es natural para una persona acostumbrada a vivir la emoción del libro.

Fui con mucha curiosidad a saludar la presencia de Raúl Zurita (cuya importancia estimo que fue subvalorada por la organización) y la de Francisco Ignacio Taibo Mahojo, también conocido como Paco Ignacio Taibo II.

Lo de Zurita será un tema aparte porque en esta ocasión me acercaré a la participación de Paco Ignacio, notable de la literatura mexicana (tiene doble nacionalidad) contemporánea; director del Fondo de Cultura Económica y autor de una voluminosa biografía titulada ‘’Ernesto Guevara también conocido como el Che’’, considerado el libro más completo sobre el heroico guerrillero argentino-cubano, traducido a 10 idiomas, con 42 ediciones y más de un millón de ejemplares vendidos. Cuando supe que daría una conferencia imaginé que hablaría de este libro fundamental o, cuando menos, de alguna de sus novelas o ensayos de profundidad, y corrí a verlo.

Pero no, su conferencia se tituló ‘’Ficción, ideología y lectura’’. No interpreté bien la conexión con su extensa obra y divagué, sería el título de su último libro.

Los primeros asientos estuvieron ocupados por la ministra de Cultura y por su equipo de colaboradores, entre ellos el atento Darío Tejeda quien hizo la presentación del disertante.

Paco Ignacio empezó enfocando el ángulo político cultural del libro y su lugar en la sociedad, aseverando que ningún proyecto cultural tiene mayoría registrada y el libro, aunque viste bien como constructor de modelo, tampoco se hace mayoritario.

Habló de su vida desde la infancia: fue un niño enfermo desde que nació en un pequeño pueblo del sur de España, en plena época del silencio porque en el franquismo el silencio era el sinónimo de la supervivencia.

Sufrió de sarampión, angina y otros padecimientos; por esa razón decidió ser un niño enfermo, asegurándose así de que lo alimentaran bien sin hacer esfuerzo y lo dejaran tranquilo para que pudiera leer sus libros preferidos: leyó a Julio Verne, Emilio Salgari, aventuras de Tarzán, hasta convertirse en un lector obsesivo.

Su vida terminó por transformarse cuando leyó “El Capitán Tormenta’’ (de Salgari) personaje que reta a duelo a los malvados y desde entonces se afilió a la militancia de izquierda, desde los 5 años; a esa edad nació su historia de hombre rebelde como el Che Guevara, disconforme, y se prometió no entrar jamás a la iglesia hasta que el Vaticano reparta sus riquezas entre los pobres del mundo.

Una vez le preguntaron si era de izquierda y respondió: sí, sigo en la izquierda y sigo en la literatura que ha sido mi refugio toda la vida. Soy nacionalista y materialista y sigo un idealismo puro en medio de las dificultades que humillan al hombre. Militó en el movimiento sindical y leyó la poesía de Ho Chi Ming; la obra completa de Carlos Marx y Vladimir Lenin; la novela social, en los años que en Estados Unidos estaba prohibido el realismo.

Conoció los poemas de Gabriel Zelaya, Blas de Otero, Onetti y Benedetti. ‘’Soy el que lee, sigo siendo el adolescente que leía; ahora más’’.

Al salir del Pabellón de Identidad y Ciudadanía, se sentó en un muro, lado sur del Teatro Nacional, a fumar y compartir con seguidores, entre estos Rosa José, presidenta de la fundación Funcrav, quien en el salón se quedó con el brazo levantado para preguntar.

A ella le pregunté qué le había parecido la conferencia, y respondió: “Para mí, magistral; habló de la importancia de la lectura para mejorar la vida en la sociedad”.
El autor es poeta.

Por: Rafael Pineda
rafaelpinedasanjuanero@gmail.com