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Pactos gubernamentales

Pactos gubernamentales

Danilo Cruz Pichardo

Desde el 2020 se decidió arrendar (no comprar, porque nunca serían propias) todas las bocinas del PLD, para que resalten las obras gubernamentales en los medios, divulguen encuestas falsas e insulten a aquellos que disienten de esta administración, estrategia en la cual se invierten miles de millones de pesos. Pero se trata de comunicadores desacreditados, que la gente dejó de ver, de escuchar y de leer hace mucho tiempo.

Como de nada ha valido políticamente, los “estrategas palaciegos” decidieron la compra de alcaldes opositores (sobre todo del PLD), que gozan de liderazgo en sus municipios. A esos alcaldes se les hace un cheque en blanco para juramentarse en el PRM, se les construyen obras y se les dota de partidas adicionales a las que regularmente reciben.   

Mientras se conceden esos privilegios a los que llegan, los síndicos perremeístas se manejan con déficit económico. Muchas veces apenas recogen  la basura, porque el presupuesto se va en nómina. Y ya se sabe de disgustos de muchos ediles. Políticamente es válido sumar adeptos de afuera, pero asegurando primero a los de adentro mediante un buen trato, que es lo menos que se ha hecho.

Asumamos que algunos alcaldes arrendados se sumen a la reelección, ¿pero cuántos del PRM no lo harían, por disgustos justificados? Además, se obvia que los comicios municipales son en febrero de 2024 y los presidenciales en mayo, por lo que un alcalde, pierda o gane, actuaría a su mayor conveniencia.

Además, el sonado pacto entre Abinader y Medina cierra distancia ética entre uno y otro. Se ha puesto en libertad a sus hermanos y a todo su entorno, exceptuando a Jean Alain.

 Un sueño. Medina, trascendió, no apoyaría a nadie y una vez habilitado activaría su proyecto hacia el lejano 2028.   Lo ideal sería, en un gesto de sensatez, que el presidente desista de reelección y así no caer en despilfarros económicos y más pactos nocivos, pero el egoísmo se lo impide. “El egoísmo no es el amor propio, sino una pasión desordenada de uno mismo”, dijo Aristóteles.