Oro: los pasos chinos
Son varios y complejos los factores que inciden en la fijación de los precios del oro, destacándose aquellos que se conjugan en medio de la coyuntura (que hace referencia al momento concreto del ciclo económico) en que se encuentra la economía mundial.
Así, la actual situación económica europea signada por una lenta recuperación y una tasa de crecimiento conservadora; la reducción de la demanda china de bienes y servicios al resto del mundo; la caída en picada de los precios de muchos productos agropecuarios y minerales (destacándose el derrumbe en las cotizaciones del petróleo) y el lento y frágil proceso de recuperación de la economía norteamericana son factores que esbozan un preocupante escenario económico global.
El oro sigue siendo la moneda-refugio por excelencia a escala planetaria. Los bancos centrales han reforzado su interés por acumular el cotizado metal amarillo previendo el retorno de una guerrita de divisas entre las principales monedas de la economía mundial.
Guerra de divisas puede ser definida como una expresión competitiva mediante devaluaciones a través de la cual los países luchan entre ellos para alcanzar un tipo de cambio relativamente bajo para su propia moneda. Y las reservas en oro integran un instrumento para lidiar en ese escenario monetario-financiero.
Y por eso China está apostando fuertemente al oro para consolidar su incidencia dentro de las transacciones comerciales y los flujos de capitales internacionales.
Conviene saber que desde marzo de 2015 se ha establecido un nuevo método de cotización del oro que consiste en la implementación de un mecanismo de subasta donde pueden participar los países interesados dejando atrás el tradicional mecanismo del sistema de fijación de precios London Gold Fix (vigente desde el 1919).
Analistas internacionales sostienen que el nuevo sistema de fijación de precios del oro “abre un campo de juego para el comercio del oro, y añade al escenario mundial una nueva gama de posibilidades y participantes, principalmente los chinos».
Porque después que el Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó incluir a partir de octubre del presente año a la moneda china dentro de su cesta de moneda, conjuntamente con el dólar (EE.UU.), el euro (Unión Europea), la libra esterlina (Gran Bretaña) y el yen (Japón), es innegable que el gigante asiático reforzará su incidencia monetario-financiera dentro de la economía global.
De ahí que el aumento las reservas de oro pasará a ser un componente importante de la política monetario-financiera china, realidad que impactará de manera competitiva ante las otras divisas internacionales, especialmente el dólar. Se afirma que al cierre del 2015 en el banco central había unas mil 743 toneladas de oro, pero en verdad esa cifra estaría siendo conservadora.
Porque China está apostando a crear una especie de patrón oro donde su moneda se vincule a la cotización del metal amarillo para ir restando fuerza al dólar en las transacciones financieras internacionales.
Hay señales de un ligero repunte en la cotización del oro para los próximos meses. En la actualidad el precio ronda los 1 218 dólares la onza, pero aunque se registren movimientos zigzagueantes en sus operaciones comerciales el oro está llamado a fortalecerse como moneda-refugio de los bancos centrales e inversores internacionales.