El tema de la repostulacion presidencial, que no es lo mismo que la reelección, como suele confundirse por error, porque lograr o no reelegirse depende de la decisión mayoritaria, hay que evaluarlo desde dos perspectivas: La conceptual y la práctica, es decir, la que está definida desde el punto de vista de los principios de la democracia, y la determinada por el desarrollo institucional del espacio político donde se intente implementar.
Respecto al primer aspecto, considero incorrecto objetar que al finalizar el período para el cual fue electo, quien ocupe una función de cualquier naturaleza tenga la oportunidad de presentarse ante sus electores para intentar que estos le renueven su mandato. Esto es válido al menos por un tiempo limitado, lo cual valoro como algo democrático.
Distintas son las cosas apreciadas a partir de la realidad institucional alcanzada por un país determinado. La repostulacion de un presidente, en el caso dominicano implica, de forma automática, una distorsión anti democrática de la competencia electoral porque se trata de la lucha de quien dispone de los resortes del poder sin ningún control, contra quienes están impedidos de hacer eso. Entre nosotros sobran los ejemplos.
El Presidente actual, en la campaña del 2012, expuso argumentos para prometer que no se repostularía, que continúan teniendo absoluta vigencia. No es cierto que en lo que va de su período gubernamental nos hayamos desarrollado en lo institucional de tal manera que esté garantizado que no ocurrirían las cosas que afirmó el primer mandatario que se presentan cuando un presidente intenta reelegirse. Continúa siendo cierto que se confunde el patrimonio público con el partidario; que se atenta contra la estabilidad económica y que se le asesta un daño terrible a la democracia.
¿Cómo podría el Lic. Danilo Medina convencernos de que las cosas no son hoy como él afirmó que eran hace apenas tres años? No hay manera de que el Presidente, de insistir en su propósito de repostularse, no pague un alto precio en términos de imagen, popularidad y credibilidad.
Si ese costo resultará tan oneroso como para impedir su permanencia en el poder, es una variable que no puede ser despejada en este momento. Nosotros le estaremos dando seguimiento para ir definiendo la dimensión que podría alcanzar una nueva incoherencia derivada de la adicción que genera el control cuasi ilimitado del presupuesto nacional en un escenario de tanta precariedad de sus instituciones como el nuestro.