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Orlando Gómez

El efecto inflacionario post-pandemia que ha venido al mundo  como resultado de los cuellos de botella en las cadenas de suministro y el alza en los precios de la energía, que inicialmente se entendía como transitorio, se ha extendido durante todo este año y se espera se sostenga bien adentrado el 2022. La República Dominicana no ha escapado al fenómeno y debería empezar a considerar la reducción o eliminación de aranceles en ciertos productos como parte de mitigar los efectos de la persistente inflación.

La semana pasada el Banco Central anunció un aumento de su tasa de referencia en 50 puntos básicos como medida inicial para enfrentar los efectos de la inflación del país. Esta medida es particularmente interesante ya que la mayoría de los bancos centrales del mundo se han contenido en tomar acciones similares por temor a ralentizar sus economías aún golpeadas por la pandemia. La aparición de la variante Omicrón profundizará ese temor.

No espero que el aumento anunciado por el Banco Central tenga efecto significativo en el crecimiento de largo plazo, pero tampoco en la inflación, ya que la tasa de referencia aún se encuentra en niveles históricamente bajos, por lo que puede que sea necesaria la intervención del Gobierno central ejecutando una de las pocas medidas que sí puede tomar y que pudiera tener efectos de corto plazo para mitigar los efectos de la inflación, eliminando o reduciendo los aranceles de importación.

Por concepto de aranceles de importación la Dirección General de Aduanas recaudó más de $30 mil millones de pesos en el período enero-octubre de 2021, lo que si bien no es una cantidad depreciable de la recaudación total (impulsada en sí misma por los efectos inflacionarios globales), esta no es lo suficientemente material como para que el Estado no pueda sacrificar parte de esa recaudación para hacer frente a la actual presión inflacionaria.

Los aranceles de importación tienen un impacto importante en los precios de vehículos, algunos materiales de construcción, plásticos, máquinas de producción, computadoras y dispositivos electrónicos, así como en materiales como el hierro y el acero. Ese impacto, considerando el uso de esos bienes, tiende a tener un impacto inflacionario a través de toda la economía, por lo que el Gobierno central debe considerar la eliminación o reducción de todos o algunos de esos aranceles como medida para mitigar a la inflación.

No suele ser mucho lo que puede hacer el Gobierno central que impacte de manera efectiva en los precios de la economía, y las medidas tradicionalmente consideradas, como los controles de precios, son bastantes consistentes en demostrar su fracaso. Sin embargo, no con frecuencia se mira hacia los aranceles de importación y su impacto en los precios en la economía, y como el desmonte de los mismos puede asistir en la reducción de los precios en el corto plazo. Esta herramienta está disponible para nosotros y entiendo prudente empezar a considerarla.

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