El accionar político ha cambiado drásticamente. Los ciudadanos ya no votan por programas de gobierno, siglas de partidos o esbeltez de los candidatos. Todo se limita a aquella frase que llevó a Bill Clinton a derrotar a George Bush-padre-: ‘’The economy, stupid’’, la economía, estúpido.
Aunque nunca alcanzaron la presidencia, todavía se conservan los memorables discursos de Jorge Eliécer Gaitán en Colombia y Eduardo Chibás en Cuba, donde seducían a multitudes, usando como estandarte el concepto de la dignidad por encima del económico. El dominicano José Francisco Peña y el colombiano Luis Galán Sarmiento lo hicieron en tiempos más modernos.
Las crisis económicas derriban gobiernos. Por ejemplo: los chilenos no votaron por Gabriel Boric porque era de izquierda. Boric fue el resultado de un estallido social sin precedentes en Chile, luego de medidas económicas inadecuadas del presidente Sebastián Piñera. Lula da Silva resucitó de ultratumba en Brasil, no porque los brasileños preferían el retorno de la izquierda, sencillamente, Jair Bolsonaro no pudo lidiar exitosamente con la pandemia del COVID-19 y lo atrapó la crisis.
El caso más reciente es el triunfo en Argentina de Javier Milei. Con casi 20 millones de pobres, Argentina se decidió por el cambio, sin tomar en cuenta todos los improperios de Milei durante la campaña. La República Dominicana no escapa a esa realidad. El debate en esta campaña electoral del 24, será fundamentalmente económico. El presidente Luis Abinader, candidato oficial por el PRM, apelará a su eficiente manejo de la pandemia del covid 19, recuperación de la economía y a la estabilidad macroeconómica.
La oposición, representada en Leonel Fernández, Fuerza del Pueblo y Abel Martinez, PLD, tratará por todos los medios de vender las virtudes económicas de los morados en el poder. Abinader está en una posición envidiable, mientras la oposición avanza lentamente, pero de manera sostenida.
La economía sigue siendo lúgubre. Los votantes sólo determinarán si sus estómagos eran más felices en los gobiernos de Leonel y Danilo o en el de ahora de Luis Abinader y el PRM.
Por: Ramón Rodríguez
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