El día 19 del presente mes se celebran las elecciones presidenciales y legislativas y sobre las primeras he sostenido que el candidato del Partido Revolucionario Moderno es favorito y por un margen que podría romper el récord porcentual histórico de los certámenes comiciales registrados a raíz de mayo de 1978, verdadera etapa en que inicia la democracia, con sus defectos y virtudes.
Por las estadísticas que ofrecen ciertas firmas encuestadoras, Luis Abinader podría estar obteniendo un 63%, mientras que Leonel Fernández, consolidado en segundo lugar durante tres años, alcanzaría un 25%, lo que equivale a una diferencia de 38 puntos, superior a la que le sacó Hipólito Mejía a Danilo Medina en el año 2000, que ascendió a 25%. (Soslayo adrede los resultados emitidos por la JCE del torneo del año 2016, por la razón de que no merecen el menor crédito, aunque admito que el presidente Medina ganó el proceso).
Lee también: Debate presidencial
En más de una entrega he señalado que el trabajo publicitario implementado desde palacio ha resultado positivo. Es cierto que por más de dos años Luis Abinader tuvo una intención de votos que osciló entre el 40 y el 45%, pero el astronómico número recibido en las primarias del PRM –un 91 por ciento— generó gran impacto electoral en la población. Además, el jefe de Estado tuvo la acertada visión de compactar a su partido, al lograr un entendimiento con los líderes que fueron competencia en las internas.
De forma adicional, el primer mandatario supo adherirse a unas 25 organizaciones minoritarias, por lo que su cara aparecería en casi todos los recuadros de la boleta electoral. Añado: con los resultados de las municipales de febrero la percepción de triunfo creció, con miras al presente mes de mayo, dato que confirman todas las investigaciones de opinión.
Al pasar el evento electoral del 2020 la única entidad política que mostró crecimiento fue Fuerza del Pueblo, pero no pudo reducir al PLD a su mínima expresión, como supo hacerlo el PRM con el PRD. Si bien la Fuerza del Pueblo se benefició políticamente de los procesos judiciales implementados por el Ministerio Público, contra figuras del PLD, ese aumento tuvo su techo.
Después fue el PRM que supo alzarse con una amplia franja de peledeístas de todo el país, empezando por legisladores, alcaldes y exalcaldes, así como regidores. Esa fue una verdadera hemorragia sufrida por el PLD.
Después que una organización política oferta una percepción de triunfo tan sólida, los resultados finales se tornan irreversibles, máxime ante una oposición fragmentada. Se sabe que los porcentajes de la Fuerza del Pueblo y del PLD no eran malos, pues el primero se vio coqueteando por largo tiempo con el 30%, alcanzando un pico de un 34%. Y Abel Martínez se llegó a juntar hasta con un 18%, lo que indica que si esas fuerzas se hubieran unidos oportunamente pudo haber competencia cerrada el día 19, porque muchos de los peledeístas que se fueron pudieron haber retornado a su vieja casa.
Al no formar una coalición a todos los niveles, no pudieron mantener esos números de forma separada, lo que han hecho es debilitarse. Hasta el propio PRD, que en las elecciones de 2016 y 2020 fue favorecido con más del 5% de los votos emitidos, anda rozando el piso, según las encuestas.