Opinión Articulistas

¿Quiénes difaman?

¿Quiénes difaman?

Fernando A. De León

Si no fue una escena de pantomima, el presidente Luis Abinader no parece entender que los que coadyuvaron a impulsarlo al poder, para muchos sectores; son los difamadores de ayer.
Sin embargo, habría que descifrar a quiénes específicamente se refiere y cuál fue la reciente intención del mandatario, en La Semanal; cuando dijo que el gobierno no debería otorgar publicidad a los medios de comunicación difamadores, obviamente, en los que se incluye a periodistas, comunicadores y otros opinantes.

En República Dominicana, señalar a difamadores es un asunto de política coyuntural. Es posible que en sus declaraciones, realmente el mandatario persiga frenar las críticas a su gobierno. Es decir, que señalarlos ahora, solo sea una defensa a su gestión gubernativa.

Si fuera el caso, como el término difamar implica varias acepciones, Abinader debió elaborar que se trata de calumnias, injurias y maledicencias y otros improperios. Se debería aclarar el por qué ahora se ha arreciado la embestida contra los que difaman.

En el país, señalar a difamadores es un asunto de política coyuntural
Pero hay otra lectura, si el mandatario se refirió al caso de los gerifaltes del periodismo dominicano, recientemente acusados de recibir dineros de la Agencia de Inteligencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), no pocos podrían argumentar que cuando ellos criticaban a pasados gobiernos, también difamaban; pero no hubo una alarma oficial como ahora.

Y hay otro ángulo que analizar sobre lo dicho por el mandatario. A nuestro juicio deja entrever que, a lo contrario con ese grupo, como ha demostrado; no se altera ni le importa cualquier injusticia en contra de periodistas que no son notables, sobre todo si viven en el exterior (¿?), y no están de acuerdo con sus ejecutorias.

En otras palabras, se podría decir que, hasta cierto punto, el presidente Luis Abinader es como los demás. Algunos dicen que guarda rencor, y es un tanto populista y farandulero cuando considera que se beneficia su mandato.

En cuanto a la privilegiada élite periodística, sin decir que son corruptos, nunca se han solidarizado con los que hemos sido obreros de la prensa tanto en el país como en Nueva York; pero como en el presente, sí son ligeros en buscar apoyo en ciertos escenarios, si se les acusa de corruptelas o algún otro problema.