POR: Oquendo Medina
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Por primera vez en todo el siglo XX, celebrábamos elecciones libres; las cuales fueron ganadas por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), llevando como candidato presidencial al profesor Juan Bosch, quien fue juramentado como presidente constitucional de la República el 27 de febrero de 1963. El presidente Bosch, unas dos semanas ante de que fuese derrocado, le había anunciado al país que revolucionaría la administración pública en la República Dominicana, y que para tal fin ya estaban en el país técnicos nacionales y extranjeros. Desafortunadamente fue derrocado el 25 de septiembre de 1963, dándosele una contundente puñalada al régimen democrático que recién había comenzado a caminar felizmente en el país.
Tal fue el repudio y la indignación mostrada que 1 año, 6 meses y 29 días después (24 de abril de 1965) el pueblo dominicano se levantó en armas pidiendo el respeto a la constitucionalidad y el regreso inmediato del profesor Juan Bosch a la presidencia de la República.
Fue durante el gobierno provisional de Héctor Rafael García Godoy que se creó la Oficina Nacional de Administración y Personal (ONAP), mediante la ley No. 55, adscrita al Secretariado Técnico de la Presidencia (además pertenecían las oficinas de Planificación, Estadísticas y Presupuesto). Su función principal lo sería crear todo un sistema de modernización de la administración pública en el país.
Luego, en medio de fuertes convulsiones sociales y políticas, vinieron las elecciones presidenciales de 1966, las cuales fueron ganadas por el doctor Joaquín Balaguer, presidente del Partido Reformista, quien gobernaría con manos duras durante tres cuatrienio (1966-1970, 1970-1974 y 1974-1978), bajo las acusaciones por parte de la oposición política de que solía cometer fraudes electorales para continuar gobernando en la República Dominicana.
En el 1966 se presentó un proyecto de ley sobre el Servicio Civil y la Carrera Administrativa pero no rindió buenos frutos. El doctor Balaguer volvió a presentar (1971) otro proyecto elaborado por la ONAP, el cual corrió la misma suerte. En realidad, la década del 70 se vio marcada por una fuerte represión por parte del Gobierno que tenía de frente al Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y a las organizaciones de izquierda.
Y en lo que respeta a las instituciones del Estado, en muchas de ellas empezó a florecer lo conocido como clientelismo político.
Cosa que terminaría, años más tarde, convirtiendo a no pocas empresas estatales en puras instituciones parasitarias, quebradas y bajo el dominio de una corrupción campante.

