Opinión

Se marchó un bueno

Se marchó un bueno

Jorge Calderón, mi amigo entrañable, noble, solidario y leal, se marchó a destiempo como se va la noche después de su estadía, y como tocaba el viento sus limpidas cabelleras.

Se marchó el hermano de siempre, como nos llamábamos, en una noche gris y tormentosa que le esperaba, bajo las notas del silencio y la bastedad insoportable del sueño que empezó a cubrir sus ojos, la inmovilidad de su cuerpo esbelto y atlético esplendoroso.

Con una visión extraordinaria de la realidad existencial, inteligente, artífice del humanismo y estandarte del deporte, hizo de la amistad un templo y de la honestidad una roca inconmovible y del trabajo un norte esplendoroso que supo exhibir con esfuerzo, decoro y dignidad.

Jorge calderón, fue una autentica gloria ciudadana, las diversas acciones y aptitudes de su paso por la vida, lo sitúan como un paradigma a imitar.

Vivió para servir, afanar, luchar, amar hasta el último quejido inmarchitable de su fructífera y útil existencia, a la tierra y al medio al cual sirvió, hasta pronunciar en silencio su último suspiro.

Fue un grandioso mentor y consejero de la juventud y dirigente deportista del KM 12 de la Autopista Sánchez, maestro entrenador de altos quilates, y viajaba constantemente acompañando sus muchachos y en la afamada liga Cristóbal Redondo, donde fue llevado y velado y en el club cajuquin.

Calderón tenía un excelente comportamiento ciudadano, apacible pero decidido, y una sonrisa a flor de labios, compartimos una hermandad espiritual sublime y luchamos instantes difíciles, pero siempre airosos y así, transitamos muchos años juntos con los vaivenes de la vida; momentos y tiempos complejos pero también agradables y buenos, con nostalgias y alegrías.

Jorge Calderón fue bueno, virtuoso, justo, excelente, caritativo, sensible, servicial, humanista, bondadoso, piadoso y generoso.

Lo bueno siempre es bueno, aunque no tenga riquezas, porque como decía Seneca: “En todo hombre bueno habita Dios”. Dos virtudes hay que no se separan; siempre la bondad es grande, siempre la grandeza es buena, y en Calderón se enmarcan las frases de Horacio: ¿Cuál es el hombre bueno? El que ama su patria y respeta las leyes.

La muerte de Calderón, me parece increíble y una muestra de ello es los cientos y cientos de ciudadanos y ciudadanas, instituciones que acudieron a su velatorio y al cementerio a ofrecerle su última despedida, fue un grito de pesar, tristeza y dolor.

Entre los presentes que asistieron se encontraban el gran Big Papi, David Ortiz, futuro inmortal del deporte, Lic. Juan Valdez, su hermano espiritual, quien esto escribe, su gran hermano, Giro Calderón, José Antonio Encarnación, Prof. Francis Rojas, Coronel PN. Alexander Aquino Ogando, Ozuna Maldonado, entre tantos y tantos.

Adiós hermano del alma. Dios te acoja en su remanso celestial-Amen.

Tomhas Cosfhellr dijo: «Dirigen el corazòn de los que dejamos detras de nosotros no es morir»

El Nacional

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