Sean Penn es uno de los eternos rebeldes del sistema cinematográfico norteamericano. Tal vez comenzó vendiendo esa imagen por imposiciones de taquilla. No vivió la generación de Vietnam, porque nació el 17 de agosto de 1960.
Fueron polémicas sus reuniones con Fidel Castro y con Hugo Chávez, José Mujica. Antiguo esposo de Madonna. La entrevista con el Chapo Guzmán.
En varias ocasiones Penn ha visitado la República Dominicana, muy en especial cuando se involucró en llevar ayuda a Haití, luego del terremoto que dejó miles de víctimas.
Hable con él en el año 2010 durante una visita que hizo al país. Como fue un encuentro de minutos, a golpe de pasillo, el planteamiento de cualquier inquietud tenía que ser puntual.
Le pregunte sobre su rebeldía. Lo visualizaba como un gran rebelde del cine, ¿lo sería en la vida real?. Jimmy Dean, el eterno rebelde del celuloide no tenía causa: “Y su rebeldía de la vida real, señor Penn, ¿tiene causa?”.
Ya se había entrevistado con Fidel Castro, en medio del bloqueo y aislamiento que le imponía Estados Unidos, y fue gran amigo de Hugo Chávez, en Venezuela.
Casi una década después recuerdo que respondió que su rebeldía era contra las exclusiones sociales, que haya damnificados sin alimentos, que se dé el alejamiento por motivos políticos y que no todos tengan las mismas oportunidades.
Destaco la marginalidad en que se encuentran muchos países pobres, como es el caso de Haití, abandonado a su suerte luego del terremoto de del año 2010.
“Comencé haciendo papeles de chicos rebeldes por razones de producción, pero en verdad hay chicos de la calle que no saben a dónde ir y que muchas veces terminan en las garras de las pandillas o en la muerte”, hablaba en inglés y una joven rubia traducía.
Esa es la línea argumental de una de sus primeras películas «Bad Boy», donde hay marginalidad, presidio, desesperación, y la tenebrosa ley de las calles donde los problemas se resuelven con el tiro o la cuchilla.
Los Castros
La recién pasada entrevista con el Chapo Guzmán llamó la atención de la prensa internacional, pero no necesariamente es el trabajo más polémico de Penn. En el 2008, entrevistó al presidente cubano Raúl Castro poco después de que sucediera a su hermano Fidel.
Le preguntó a Castro si estaría dispuesto a conversar con el presidente norteamericano Barack Obama. Se adelantó por varios años al encuentro con Raúl, que posteriormente sostendría Obama, casi saliendo de sus ocho años en el poder. “Tendría que pensarlo”, respondió Castro.
Chávez
Al filo de la navaja entre las relaciones norteamericanas y venezolanas, el actor y director se reunió con Hugo Chávez, y posteriormente escribió que entre las motivaciones para el encuentro con el presidente de ese país estaba “profundizar su entendimiento sobre el mandatario y sobre Venezuela”.
Irak e Irán
En el año 2004 para el “San Francisco Chronicle”, Penn compartió su visión personal de la guerra de Irak y aseguró que la ocupación estadounidense podía convertir la región en “un polvorín”.
Dijo temer que esa guerra trajera las mismas repercusiones y dolores que la de Vietnam.
El actor estadounidense visitó Teherán en el 2005 para publicar posteriormente sus experiencias en el diario “San Francisco Chronicle”, en una serie de cinco reportajes.
Dos rebeldes
Hay varios rebeldes en el cine norteamericano, pero dos de los más conocidos y representativos son James Dean y Sean Penn. Su nombre de nacimiento era Jean James Byron Dean: nació en Marion, Indiana, el 8 de febrero de 1931 y murió en Cholame, California, el 30 de septiembre de 1955, a los 24 años.
Después de realizar papeles menores en programas de televisión y obras de teatro durante comienzos de la década de 1950, Dean se mudó a Los Ángeles (California). Es un icono cultural donde se plantea la desilusión adolescente, tal como se expresa en el título de su película más célebre: “Rebelde sin causa” (1955), en la que interpretó el papel del problemático adolescente de Los Ángeles, Jim Stark. Los otros papeles que definieron su estrellato fueron el del solitario Cal Trask en “East of Eden” (1954) y el del peón Jett Rink en “Gigante” (1955).
Comencé a prestar atención a Penn como actor por dos de sus películas iniciales: «Taps, Más allá del honor» y «Bad Boys». En ambas, un rebelde con causa, pero vencido por las circunstancias.
En «Bad Boys», el filme narra el problema de la delincuencia juvenil en Estados Unidos a través de la historia de unos jóvenes que crecieron entre la miseria y el caos, pero será en la cárcel donde aprendan las reglas del juego sucio. Entre la cárcel y las calles de Chicago se desarrolla este film.
En «Taps, Más Allá del Honor», los estudiantes de una escuela de cadetes se amotinaban cuando se les informa que su academia sería cerrada para dar paso a la construcción de un edificio de apartamentos.
En el año 1989, actuó en “Pecadeos de Guerra” p “Corazones de hierro”.
Tal vez una de sus principales películas es “Pena de muerte” (Dead Man Walking) (1995), donde le toca encarnar a un condenado a muerte, Matthew Poncelet. Es el caso real de un hombre que asesinó a dos jóvenes en el estado de Louisiana, hecho por el que fue condenado a muerte, a pesar de la mediación de una novicia (Susan Sarandon) que trataba de ayudarle, salvarle y hacerle más confortable su última etapa en prisión.
Penn es hoy uno de los mejores directores y actores que tiene Estados Unidos. Su conciencia determinará si es un rebelde con causa, o un disconforme temperamental.