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Secuestros virtuales, otra modalidad de engaño a tomar en cuenta

Secuestros virtuales, otra modalidad de engaño a tomar en cuenta

Hace algún tiempo, se puso de moda llamar gente para informarle que había ganado un premio inexistente, atribuyéndose el mismo a marcas de gran presencia local, como es el caso de Maggi.
Este es uno de los engaños más comunes por teléfono, y no tardó en regarse el rumor de que esas llamadas las hacían presidiarios, buscando víctimas fáciles para sus fechorías.

Hoy, tras conocerse lo que operaba en sitios como la cárcel de La Victoria, hay pocas dudas de que el rumor fuera cierto, y eso nos lleva a comentar un fenómeno que en Estados Unidos ha sido bautizado como “secuestros virtuales”.
No se trata de un ataque de ransomware ni de secuestros en el metaverso, concepto que está muy de moda aun cuando no está ni cerca de materializarse como quisiera Zuckerberg.

No. “Secuestros virtuales” se refiere a llamadas hechas desde números no identificados con el objetivo de pedir rescate monetario a cambio de la liberación de un supuesto secuestrado en poder de quien llama.

Se trata de un engaño que emplea técnicas básicas, pero muy efectivas, de ingeniería social, donde se hace creer al receptor de la llamada que su hijo, pareja, madre o cualquier otro familiar cercano corre peligro.

Para aportar dramatismo y realismo, a menudo se emplean grabaciones de gente desesperadamente pidiendo ayuda. Aun cuando la voz no necesariamente sea igual a la de la supuesta víctima, el efecto psicológico es entrar en pánico y seguir las instrucciones al pie de la letra con tal de salvar al secuestrado.

Resultado: millones de dólares entregados a los estafadores, pues cuando lasvíctimas de la falsa llamada caen en cuenta de la verdadera situación, ya es tarde.

¿Qué tiene esto que ver con situaciones como el centro de internet encontrado en La Victoria? Sencillo: según un reportaje de Business Insider, esas llamadas de secuestros virtuales salen de cárceles, no necesariamente ubicadas en Estados Unidos.

En un caso particular se rastreó una operación de secuestros virtuales a un estafador que guardaba prisión en Ciudad México. Para sus fechorías, usaba teléfonos prepagos que había contrabandeado en la cárcel.
Y de México, según el artículo, pasamos a cárceles dominicanas y puertorriqueñas, a donde se ha extendido la práctica de esos secuestros virtuales.

Ya aquí tenemos la experiencia no sólo de los falsos premios de Maggi, sino también llamadas frenéticas donde se habla de algún familiar mal herido o en situación difícil, siempre con la intención de despojar a la víctima de su dinero.

Cuando recibamos una llamada desconocida donde se nos habla de algún secuestro, accidente o similar, es importante recordar que los engaños están a la orden del día y tratar de verificar, discretamente, el paradero del familiar que involucran en la potencial estafa.