Las boletas son separadas y en cada una de ellas los electores tendrán la opción de escoger al candidato de su preferencia, en un certamen donde los estudios de opinión revelan que habrá un enorme fraccionamiento y se anticipa elevadas votaciones para fuerzas emergentes, por lo menos en los niveles municipal y congresual.
Los electores no están por poner “los huevos en la misma canasta”, sufragando por diputados por el simple hecho de que pertenecen al partido por el cual simpatizan, conscientes de que carecen de transparencia moral, no representan a su circunscripción, carecen de vocación de servicio y no tienen propuestas de solución a los problemas de su comunidad.
¿El diputado por el cual usted votó en los últimos comicios congruesuales, amigo lector, cumplió con la agenda legislativa que había planteado? ¿Contribuyó a la solución de los problemas de su comunidad? ¿Y tuvo con usted la atención requerida? ¿Piensa usted sufragar nuevamente por ese individuo? Seguro estoy que se siente defraudado.
Para que el elector no se sienta defraudado por candidatos corruptos es recomendable investigar el antecedente de los diputados presentes —que buscan la reelección— y de los que optan por primera vez. Nunca como ahora se había visto en la boleta congresual a tantos tránsfugas, violadores sexuales e individuos vinculados al bajo mundo, exhibiendo poses de filántropos mediante la también vulgar compra de votos.
“La política es la ciencia más pura después de la filosofía,” dijo Juan Pablo Duarte. No podemos permitir que el tigueraje se apodere de la Cámara de Diputados mediante el uso de dinero sucio, prostituyendo políticamente a electores ingenuos y con necesidades sociales y económicas. La gente que coja lo que le den, pero que vote por personas transparentes y decentes. ¡El voto es secreto!
Quien suscribe es candidato a diputado por la circunscripción 2 de la Provincia Santo Domingo. Estoy en la casilla 23. Pero les pido a los electores que investiguen mi larga trayectoria de comunicador social y profesor universitario. Siempre se ha dicho que es una inmodestia valorarse favorablemente, por lo que pido a los electores que me investiguen. ¡Ah, y que hagan lo mismo con los demás candidatos!