En política hay sumas, que restan. Sumas que no aportan nada, que lejos de hacer bien, hacen mal, que lejos de contribuir con el éxito de un candidato, lo conducen a la derrota.
¡Alianzas que deben ser rechazadas de plano!
La degradación de la práctica política es alarmante en nuestro sistema de partidos. No hay principios, lealtad, fidelidad, ni valores éticos y morales. De hecho, como dice el tango Cambalache, “los inmorales nos han igualado” en un país donde “da lo mismo un burro que un gran profesor”.
Adecentar la política es tarea de los políticos, de los llamados “líderes políticos”, que han dejado de ser parte de la solución para convertirse en parte del problema. Hay que cambiar, darle contenido ético a la política, donde la palabra sea un templo sagrado lleno de credibilidad.
Lo del domingo pasado me llenó de vergüenza. El acuerdo o alianza con el minoritario Partido Cívico Renovador (PCR), que preside el general retirado Jorge Zorrilla Ozuna, que proclamó al presidente Luís Abinader como su candidato dejó mucho que desear.
El político tuvo el atrevimiento y la desfachatez de pedir, públicamente, en el Estado “ahora y después” de asumir la conducción del Estado durante el próximo cuatrienio. ¡Uf!.
Había que ver la cara del presidente Abinader cuando “juró” que le daría puestos públicos ahora y en el futuro. Ese “tigueraje” político (oportunismo) no lo esperaba. Su rostro era un poema. (Había que verlo). En un momento pensé que su reacción sería otra, que respondería bruscamente como lo habría hecho yo, que tengo fama de intolerante y bocón. Pero no, tragó en seco. Su ingenuidad o su decencia fue puesta a prueba, una vez más. (Abinader es un caballero. Su educación y formación familiar no le permitan algunos exabruptos).
Nadie, durante un acto de proclamación de un candidato presidencial fruto de una alianza, había llegado tan lejos como el general Zorrilla Ozuna, un político sin dudas muy hozado, que ha respaldado a todos los candidatos de partidos en el poder, y obtenido beneficios personales por ello.
Hay que buscar en la Internet los discursos de ese señor respaldando a Miguel Vargas Maldonado y al presidente Danilo Medina, que encabezó uno de los gobiernos más corruptos que ha tenido la historia del país, ocupando la dirección del Instituto Nacional de Estabilización de Precios, INESPRE.
También respaldó la candidatura de Gonzalo Castillo, para quien tuvo palabras de elogio, asegurando que ganaría las elecciones presidenciales superando ampliamente al candidato del PRM, Luis Abinader. ¡Joyas literarias que bien pueden ser publicadas en una antología de adulonería política!