Opinión

Tambores de guerra

Tambores de guerra

Con su encendido discurso de anoche, el presidente del PLD, doctor Leonel Fernández, hizo sonar los tambores no como instrumento para animar festividades, tal cual lo hacían nuestros ancestros africanos sino para arengar a sus seguidores hacia el campo de batalla.

La batalla no será campal ni ideológica, los combates serán teóricos y mediáticos, ya que los espacios de conciliación se cierran con el paso de los días, con lo que se genera una menor propiedad en la solución del conflicto.

La conciliación, a la que la sociedad y la base peledeísta aspiran, al parecer se alejó con el discurso de anoche de Leonel, en el que las posiciones políticas fueron cediendo espacio a lo personal.

Me encontré extraño que un hombre de la sapiencia política de Fernández haya desaprovechado el escenario que le preparó la actual coyuntura, ya que durante dos días mantuvo al país en vilo y anoche fue un virtual “toque de queda”.

El momento era para proponer soluciones viables, tal y como hacen los grandes líderes, que en ocasiones tienden a sacrificarse por el bien de la colectividad, en este caso la base de su partido.

La conciliación tiene una filosofía básicamente solidaria y justa, y ese concepto es el que debe primar en la cabeza de un líder, ya que este debe distinguirse del resto y es capaz de tomar decisiones acertadas para el grupo, equipo u organización que preceda, inspirando al resto de los que participan de ese grupo a alcanzar una meta común.

Un líder puede ser democrático o autoritario. En el primer caso las opiniones de los miembros del partido y sus organismos, y entonces, a partir de criterios y normas de evaluación que resultan explícitas, toma una decisión.

El líder autoritario, en cambio, es aquel que decide por su propia cuenta, justificándose ante sus seguidores. Esta clase de líder apela a la comunicación unidireccional.

De modo que Leonel está a tiempo de recoger los tambores y asumir el papel de líder que la historia le ha guardado.

Este es el momento de Leonel cerrar los oídos a los susurros de aliados resentidos que en el pasado encabezaron y orquestaron todas las campañas sucias contra Bosch.

El Nacional

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