Opinión

Titubeo con Miranda

Titubeo con Miranda

POR:  Leandro Guzmán

andor314@yahoo.com

 

Una de las características que describe a un gobierno dependiente de las grandes potencias y de los intereses económicos extranjeros es el titubeo a la hora de tomar decisiones fundamentales a favor del pueblo. El gobierno dominicano no escapa a esa realidad.

La prueba más evidente de eso es el rechazo de los diputados a las modificaciones que hizo el Senado al proyecto que declara loma de Miranda como Parque Nacional.

Ese rechazo es una burla a la gran mayoría de dominicanos que se han manifestado a favor de que loma de Miranda se convierta en un área intocable, mientras una minoría trata de defender a la empresa multinacional que quiere explorar los recursos mineros en ella depositados. La iglesia católica, junto a una variada gama de organizaciones cívicas populares, le ha salido al paso a quienes les importa un pito que nuestro país se convierta en un erial, como actualmente lo es Haití, donde apenas queda un dos por ciento de su cobertura boscosa.

En este asunto hay algo más, y es el silencio que guarda el Presidente de la República frente al clamor popular con respecto a loma de Miranda. Está claro que el Presidente parece que no quiere tocar ni con el pétalo de una rosa los intereses de la multinacional que anda tras la explotación de dicha loma, esgrimiendo como justificación un contrato que nunca debió ser firmado por el Estado en las condiciones que establece, pero que también puede ser modificado o anulado de un simple plumazo.

El Presidente Medina tuvo la valentía de enfrentar a una compañía minera tan poderosa como la Barrick Gold, y no por eso se acabó el mundo, ni se espantó a los inversionistas sensatos, que reconocen que hace años que ya los perros no se amarran con longaniza. Ese contrato de la Barrick Gold era una aberración antinacional, auspiciado y protegido por el ex presidente Leonel Fernández, quien ahora pretende volver a la Presidencia de la República para continuar con esa visión anti-nacional. Parece ignorar que cuando la manada se junta, el león no tiene otro camino que retirarse a morir de hambre.

El Presidente Medina está en la obligación, aún de enfrentar con energía las imposiciones del Congreso y del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que los obligan a titubear ante casos de sumo interés para la Nación. No debe, a nuestro juicio, aferrarse a criterios obsoletos, que sí son los que realmente incidirían en una baja de su popularidad. En una palabra, tiene que ponerse al lado del pueblo.

El Nacional

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