Semana Orto-escritura

¿Todavía es noticia la supresión de ch y ll?

¿Todavía es noticia la supresión de ch y ll?

Rafael Peralta Romero

Cada cierto tiempo aparece en algún diario de España o Hispanoamérica un artículo noticioso sobre la eliminación, por parte de la Real Academia Española de las “letras” ch y ll. La información se replica en las redes, vendida como una novedad. El domingo siete de abril me llegó la más reciente versión acompañada del siguiente titular: “Las dos letras que la RAE decretó eliminar del abecedario”. Procede de una publicación digital cuyo logo alude a la ciencia.

El primer párrafo del aludido artículo expresa lo siguiente: “La Real Academia Española, mejor conocida como RAE, decidió eliminar de manera definitiva dos letras del abecedario, te sorprenderá saber cuáles son y por qué se tomó la decisión de eliminarlas”. En ninguna parte señala la fecha de la decisión.

¿Qué es lo cierto de esto? Que los grafemas ch y ll siguen representando cada uno unsonido en la formación de múltiples palabras, por lo que resultan indispensables en nuestro idioma.

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El cambio es que han dejado de ser letras del abecedario y, por tanto, no encabezan capítulos del Diccionario de la lengua española.

Las palabras que comienzan con ce seguida de hache tienen el mismo trato en el catálogo lexicográfico que las demás palabras que inician con ce y, obviamente, van seguidas de otras letras, ya fueran vocales o consonantes.

De modo que en la lista de palabras que inician con letra c, después de ca (cacao), ce (cerro), ci (cielo), co (coa), cu (cuaba), aparecen las que escriben con ce seguida de hache (antigua che), como chabacano.
Lo mismo ocurre con la antigua ll (elle) aún doble ele.

Las palabras que inician con doble ele entran al Diccionario por el apartado L, de tal forma que llaga, llama, llegar, llicta, llorar y lluvia aparecen antes que loma, lona, loor, loro, lubina, luna, luto.

La che (ch) y la elle o doble ele tuvieron un apartado en el Diccionario académico desde su cuarta edición, hecha en 1803, pero variaron su estatus a partir de la vigésima primera edición, ocurrida en 1992.

Hablamos de que estos cambios ocurrieron hace 32 años, pero todavía hoy nos lo venden como decisiones recientes de la Academia. La ch y la ll no son letras del abecedario, sino dígrafos o combinaciones de dos letras.

La Ortografía de la lengua española, publicación oficial, indica al respecto: “En el X Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española, celebrado en Madrid en 1994, sin dejar de considerar aún los dígrafos ch y ll como letras del abecedario, se acordó no tenerlos en cuenta como signos independientes a la hora de ordenar alfabéticamente las palabras en el diccionario.

Así, en la vigesimosegunda edición del DRAE (2001), primera publicada con posterioridad a dicho congreso, las palabras que incluían esos dígrafos ya se alfabetizaron en el lugar que les correspondía dentro de la c y de la l, respectivamente”. (RAE-ASALE, Madrid, 2010, pág. 65).

La condición de dígrafos la tienen también la combinación de q+u para lograr el sonido ca en palabras como querer, quemar, queso o querella; g+u para formar la sílaba gue con la que se escriben las voces guedejas, guerra, Peguero, Guevara y otras. (+) (+)

El quinto dígrafo se forma a partir de la duplicación de la letra R (erre), ya que en nuestra lengua tenemos palabras que demandan esa grafía: perro, carro, parra, cerro, corro, curro. Con la grafía simple estos vocablos se convertirían en otros, con funciones y significados diferentes: pero (conjunción), caro (adjetivo), para (preposición, forma del verbo parar), cero (número, sustantivo), coro (agrupación), curo (del verbo curar).

En torno a la letra R (erre), puede agregarse algo más, en el próximo artículo, obviamente.