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Un encuentro casual en Teatro Las Máscaras

Un encuentro casual en Teatro Las Máscaras

Aleja Johnson (Chris), Exmin Carvajal (Mario) y Lidia Ariza (Andrea) plantean un drama de acertados tintes de humor.

Un encuentro casual, de Germana Quintana (libreto y dirección) en Teatro Las Máscaras, es sorbo de agua fresca con una temática audaz al tiempo de ser, actoralmente, expresión y novedad y desafío, en torno al cual se vuelve a acomodar la afirmación de que el tamaño de un teatro nada tiene que ver con la trascendencia de lo que se presente en su escenario.

Con un texto escrito hace medio siglo (1974) por Germana Quintana, para entonces no existían las narrativas LGTBQ, ni las agendas que imponen líneas temáticas en el cine “dé inclusión”, para un teatro que transforma ese breve espacio (uno de los de menor tamaño del país) en un ámbito de emociones que unen a actores y público en una dimensión de sensaciones y conceptos.

En ese punto es cuando la magia del acto teatral se completa. Un encuentro casual se adelantó en el tiempo.

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Con la dirección Quintana, Lidia Ariza (Andrea), Exmin Carvajal (Mario), Aleja Johnson (Chris) y Luciano García (Roberto), plantean un drama de acertados tintes de humor en el cual salen a danzar el prejuicio social, las concepciones del amor alternativo, la expresión de la música de época y en enganche cómplice con el público, establecen una vinculación que no ha de dejar indiferente a nadie.

Lidia Ariza es soporte histriónico al que se trenzan las actuaciones amparadas en los giros y densidades que conduce al hacer a Andrea, Carvajal, el de mayor perfil de humor, expone el sentido oportunista del buscador de vida, mientras que Johnson (un talento que merece mucha mayor visibilidad) es entrega pura a su compromiso con el desdoblamiento y la profundidad que logra imprimir a Chris.

La veteranía de Ariza se sienta a jugar cartas con un talento joven y contestario, plasmado en Chris. Lo que se vive al concluir el montaje sobrepasa las risas y las dudas, la sorpresa y la sorpresiva fuerza del tema.

Luciano García (Roberto) con el antagónico haciendo a Roberto, un personaje antipático y machista convence al público al imprimir una odiosa confiabilidad a sus acciones egoístas y agresivas.