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Violencia de pareja

Violencia de pareja

Susi Pola

La violencia contra la mujer -especialmente la ejercida por su pareja y la violencia sexual- constituye un grave problema de salud pública y una violación de los derechos humanos de las mujeres, y refiere a la ejercida por pareja o expareja, una de las formas más comunes de violencia contra la mujer que incluye maltrato físico, sexual o emocional y comportamientos controladores por un compañero íntimo.

El país ocupa el tercer lugar de la región con mayor tasa de feminicidios, considerándolo el último escalón de estas violencias, con 2,7 por cada 100.000 mujeres, según datos divulgados en noviembre pasado por el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG) de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), para noviembre del año pasado.

La violencia contra la mujer es problema de salud
Y precisamente, para octubre del año pasado, en el escabroso proceso de la reforma al Código Penal, escuchamos decir a un congresista que: «Se ha querido mal llamar una violación entre pareja. Ese es un tipo penal que para mí no existe. Cuando una mujer y un hombre se casan, la primera motivación para casarse está implícitamente establecido el tema de las relaciones sexuales», justificando esa violencia.

Por suerte, el imaginario social dominicano ha ido cambiando a partir de la inclusión de estas violencias sociales en las leyes penales, pero la cultura es resistente a los cambios, se recicla constantemente en mitos, estereotipos, es enjuiciadora y exclusiva a ultranza, con ejemplos a montones.

Pese a ello, a encuesta del Barómetro de las Américas del Proyecto de Opinión Pública de América Latina, presentada en febrero de este año, nos decía que la mitad de este país cree que la violencia de pareja en un problema privado, a tratar por ella misma y por la familia cercana; que 7 de cada 10 personas, creen que las mujeres necesitan del permiso de su pareja para visitar a familiares y amistades y que, las mujeres, no la tienden a reportar a las autoridades un delito.

Desde hace un buen tiempo ya, se habla de la Violencia Intergeneracional, porque viene en el paquete de la socialización cultural y nos enseña en cadena, de generación en generación, siendo resultado de factores que se producen a nivel individual, familiar, comunitario y social que interactúan entre sí y aumentan o reducen el riesgo de que se produzca.

Lo sabemos y reconocemos que solo se desarticula cambiando prácticas y actitudes y, dejando de normalizar una situación tan grave. Pero no actuamos oficialmente.