Hace mucho tiempo, en un país muy lejano, vivía un joven que se llamaba Alí Babá. Un día, cuando regresaba a la ciudad, escuchó el ruido de cascos de caballos que iban a todo galope.
Se escondió y vio pasar cuarenta jinetes muy cargados. Uno de ellos dijo: -¡Abrete, Sésamo!
Ante los ojos asombrados de Alí Babá, se abrió una roca. Toda la banda se afanó por meter el cargamento rápidamente dentro de ella. Después, el mismo hombre dijo: -¡Ciérrate, Sésamo!
Y la roca se cerró. Cuando los bandidos se alejaron, Alí Babá pronunció las palabras mágicas y la roca se abrió.
Ante sus ojos brillaban montones de piedras preciosas y monedas de oro.
Llenó una bolsa con todo lo que pudo y se marchó. Cuando llegó a la casa le contó a su hermano la aventura, éste decidió ir a la cueva donde Alí Babá encontró el oro, pero allí estaban los bandidos y lo mataron.
Un día llegó a la casa de Alí Babá un vendedor que pidió le dejaran guardar 40 tinajas. Pero Marina, la sirvienta de la casa notó que dentro de las tinajas había hombres armados.
Contó a Alí Babá lo sucedido y decidieron hervir agua y echarla dentro de las tinajas, por lo que todos murieron quemados.
Alí Babá repartió entre los pobres de su ciudad todos los tesoros de la cueva, se casó con Marina y los dos vivieron felices.
