El qué dirán: ¿te importa?
Alexandra lleva media hora probándose vestidos para salir a una fiesta y lo que más le preocupa es la opinión que sus amigas formulen del estilo del atuendo seleccionado.
Muchos seres humanos le dan prioridad a las opiniones del entorno y más que el ser ,les interesa aparentar para la aprobación de los demás.
No es fácil ser asertivo y auténtico en nuestro comportamiento y es común que aprobemos o nos comportemos conforme reglas del entorno por miedo al rechazo y a la desaprobación de los demás.
La frivolidad, las poses, la falta de autenticidad nos hace débiles y sumisos, veletas del grupo, que termina haciéndonos “gente poco interesante”.
Actuar según tu propio criterio; ser auténtico y mostrarte tal cual eres, a sabiendas que puedes ser objeto de críticas, equivale a transitar la vida con pies de plomo.
Quiero compartir con vosotros unos consejos que ofrece la revista “Psicología práctica” en su edición de octubre 2014:
1.- Expresa lo que quieres.
Tus Emociones, quererte con respeto y cariño, son vías para ser íntegro. Es el caso de un empleado de una agencia de modelaje que expresó en una reunión con todo el personal lo siguiente: “Se viene rumorando que yo soy gay y es verdad, lo único que pido es respeto para mi persona y mi familia pues mi expediente laboral habla por mis actos”.
Después de un silencio sepulcral fue aplaudido.
2.- El miedo a meter la pata con una expresión.
La política, la religión, la apariencia física, las problemáticas íntimas son temas que requieren de cierta confianza con el interlocutor para tratarlo.
En vez de acusar de gorda a una dama se puede decir “Yo inicié la dieta de Scardale y he perdido 10 libras en un mes”.
No hay que ser hiriente, a veces quieres ser tan sincero que puedes resultar cortante, máxime si hay un tercero en la conversación.
Hacerse el pendejo y preguntar en vez de aseverar es una norma de prudencia.
3.- Sacúdete de la vergüenza.
En medio de un grupo de amigos a Manuel se le fue la lengua y se refirió en términos despectivos a un familiar de uno de los presentes.
Ya sobrio citó a su amigo y le pidió disculpas.
4.- Acéptate como eres.
A mis pacientes acomplejados les digo: “No eres más ni menos que nadie”. Mas allá de las apariencias, la cárcel, el hospital por ejemplo, nos presentan experiencias que nos dicen: “Caray y yo que vivo apocándome”
5.- Vence los miedos.
Nadie escapará a la valoración de los otros, positiva o negativa.
Muchas personas se creen muy merecidos, no admiten un desaire y creen que todo el mundo los debe adular.
Hagas lo que hagas tendrás enemigos cordiales, críticos injustos, y si se te ocurre elevarte al éxito, entonces el ejército de derrotados del triunfo ajena te perseguirá.
6.- Puedes indignarte de vez en cuando.
No tragues tantos buches de sangre. Encojónate.
Deja esa sonrisa zalamera; ese silencio cómplice . Mide consecuencias, pero hay cosas que no son negociables, sobre todo las éticas.
Si muchos funcionarios le hicieran caso al qué dirán y le temieran a una justicia testicularmente bien dotada, habría que construir cinco Najayos (cárceles) y entonces, el qué dirán saldría de júbilo a las calles a apostar a la Nación.