Concluido el período de Semana Santa, con su secuela de muertos y heridos, corresponde al Gobierno reenfocar su esquema de gestión de políticas públicas para adecuarlo a realidades económicas y sociales marcadas por una crisis de cimiento externo que tiende a agravarse.
Nadie en el mundo ha podido fijar fecha de término de la guerra entre Rusia y Ucrania, aunque en la mayoría de los grandes centros del poder político prevalece el criterio de que el conflicto se prolongará por mucho tiempo.
Al escenario de destrucción y muerte que predomina en una Ucrania invadida por el ejército ruso, se agrega una crisis económica a nivel global que impacta naciones desarrolladas y países emergentes, entre los que se incluye República Dominicana.
Estados Unidos ha prometido liberar un millón de barriles de petróleo diariamente y aumentar las exportaciones de gas natural a Europa, en vano esfuerzo por mitigar el daño que causa a los 27 países europeos la reducción de las exportaciones de esos commodities desde Rusia y Ucrania.
Ante la prolongación de la guerra, en el viejo continente se valora muy seriamente racionar el consumo de energía proveniente del gas natural, petróleo y carbón, se dice que hasta en un 30 %, lo que retrotraería su economía a los tiempos de la pandemia.
La siembra de trigo, maíz y sorgo no ha sido posible en Ucrania y será muy disminuida en Rusia, lo que supone mayores restricciones en la producción de esas materias primas esenciales para la alimentación de la humanidad.
Ante un entorno internacional aún más lúgubre, el Gobierno tendrá que lidiar con elevada inflación, incremento de precios de commodities, desajuste presupuestario, mayor déficit fiscal y más abultado endeudamiento, sin contar con la secuela de desempleo e incremento de la pobreza.
No resulta exagerado sugerir que si esa crisis exógena se prolonga, Gobierno, clase política y sector empresarial procuren algún acuerdo político que ayude a mitigar más daños económicos y sociales derivados de un conflicto sin final a la vista, porque “a grandes males, grandes remedios.”