Al doctor Leonel Fernández lo conocí en el año 1979, cuando enseñaba la asignatura Sociología de la Comunicación, de la carrera de comunicación social de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Es de las personas que resulta agradable a primera vista, por su educación y brillantez intelectual.
Su tiempo lo distribuía entre un tímido ejercicio de la abogacía, las actividades del PLD y la docencia universitaria, donde daba muestras de ser un lector incansable e investigador de la comunicación. Nunca me pasó por la mente que llegaría a la Presidencia de la República, pero no es sorpresa que personas con altos niveles educativos jueguen roles preponderantes.
Es así como años después se destaca en el PLD por ser un discípulo aprovechado de Juan Bosch, al punto que este lo escogió como compañero de boleta en las elecciones de 1994. Y que dos años después, en 1996, se convierte en presidente de la República, al ganar con un 51.25% al doctor Peña Gómez, un astro de la política nacional, que se destacó por su oratoria y su oposición al gobierno de Balaguer.
Fernández ganó también en el 2004 y en el 2008, con un 57% y 54%, respectivamente. Podría decirse que después de la desaparición física de Peña, Bosch y Balaguer, el doctor Fernández es el líder político que reúne más condiciones. Pero desde 1996 a la fecha su situación electoral no había sido tan desfavorable como ahora. Y es que por un conjunto de circunstancias las firmas encuestadoras le dan porcentajes que no se corresponden con el nivel de su figura.
Su nivel de aprobación no se puede medir por lo que se llevó a la Fuerza del Pueblo, sino por lo que dejó en el PLD y por los disgustados que han decidido apoyar al PRM. Es un imposible que pueda reagrupar a esas fuerzas de aquí al 17 de mayo. Y yo en su lugar no esperara que me cuenten los votos, porque la gente no sufraga para quedar en tercer lugar, por lo menos en nuestro país, y una votación baja podría afectar su prestigio y su futuro con miras al 2024.
Lo recomendable sería abstenerse en lo presidencial y dedicarse a apoyar a sus candidatos a puestos legislativos. Y cuando el PRM y fuerzas aliadas ganen en primera vuelta, con más de un 65%, a quien la población percibirá como el gran perdedor es a Danilo Medina y a la cúpula del PLD.