Editorial Opinión

¡A trabajar!

¡A trabajar!

Han transcurrido cinco días hábiles desde la celebración de las elecciones municipales, tiempo suficiente para que mansos y cimarrones concluyan sus reflexiones, fiestas o lamentos por los resultados de ese certamen y remitan sus querellas o denuncias a la Junta Central Electoral o al Tribunal Superior Electoral.

Sobra tiempo para que partidos y candidatos descifren o interpreten lo que ha ocurrido conforme a su mejor conveniencia o en ejercicio de sinceridad y autocrítica, pero urge que cada cual se integre a su respectivo vagón en el tren de la cotidianidad.

Los funcionarios del gobierno, incluidos ministros y directores generales, no deberían confundir licencias o alejamiento de sus obligaciones para activar en la campaña electoral como innominadas vacaciones o patente de corso para el incumplimiento de deberes y obligaciones.

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Hasta el día de ayer, inclusive, resultaba difícil localizar en sus oficinas a muchos servidores públicos que aun deambulan de parranda por laberintos electorales, aunque otros han entendido que el bacanal pasó y que el país, como el tiempo, no se detiene.

Lo mismo ocurre en el Congreso Nacional donde la mayoría de las comisiones permanecen inactivas, hasta mucho después del 27 de febrero cuando se inicia la Legislatura Ordinaria, sin entender esos honorables diputados y senadores que se requiere estudiar y consensuar proyectos de leyes con etiquetas de trascendentes.

Son muchos los abogados y encartados que se quejan por las frecuentes suspensiones de roles de audiencia en tribunales de diversas jurisdicciones, sustentadas en endebles excusas, que tienen su origen en el extendido asueto electoral.

Los alcaldes de 152 municipios y los directores de 235 distritos municipales están compelidos a reiniciar la recogida de basura y habilitar todos los servicios que deben prestar a los munícipes, sin importar si como resultado de las elecciones, se van o se quedan.

Alguien tiene que decirle al funcionariado nacional que hace tiempo que concluyeron los comicios municipales, que la JCE terminó el conteo de los votos, y que cualquier situación contenciosa corresponderá dilucidar a las autoridades electorales, por lo que deberían retornar a sus labores, en el entendido de que la vida sigue su agitado curso.

El Nacional

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