El acto vandálico perpetrado el domingo en el Aeropuerto Internacional de las Américas (AILA) por individuos que de manera “intencional y planificada” cortaron cables eléctricos del circuito que alimenta el sistema de luces de la pista de aterrizaje de esa terminal, podría definirse también como un fallido acto de terrorismo.
La falta de iluminación de la pista de aterrizaje pudo ser motivo de una tragedia si cuando se produjo el apagón algún avión cumplía la última etapa de descenso, aunque varios vuelos fueron redirigidos hacia el aeropuerto Punta Cana, incluido el que procedía de Madrid con parte de la delegación que participó en Fitur 2021.
El Instituto de Aviación Civil (Idac), Departamento Aeroportuario, Cuerpo Especializado de Seguridad Aeroportuaria (Cesac) y Aeropuertos Dominicanos (Aerodom) confirmaron que desconocidos penetraron en zona de seguridad de la terminal y que cortaron los cables eléctricos para interrumpir el fluido eléctrico.
Esa acción vandálica pone en relieve los altos niveles de vulnerabilidad existentes en esa terminal que permite que delincuentes penetren hasta lugares que deberían tener mayor vigilancia para perpetrar un atentado con matices de terrorismo.
En un comunicado emitido ayer por las referidas instituciones se señala que “El evento está siendo investigado por las autoridades competentes, quienes trabajan para determinar los autores intelectuales y materiales de este grave hecho…”, pero también debería abrirse otra indagatoria referida a las debilidades en el protocolo de seguridad.
No parece fácil explicar el descuido que significa que individuos violenten la verja perimetral y las áreas de acceso restringidas que se supone son vigiladas constantemente por personal debidamente entrenado y equipado, y logren cortar cables eléctricos que suministran luz a la pista de aterrizaje.
¿Cuál sería la intención de cortar cables eléctricos en una zona de extrema seguridad? ¿Cómo llegaron los vándalos hasta esa área? ¿Es posible identificar autores intelectuales? Esas y muchas otras interrogantes requieren ser despejadas.
Ante tan grave suceso, tipificado como “acto vandálico”, pero que podría tener intención de provocar tragedia o terror, se requiere una investigación tan profunda y amplia como sea posible, que involucre al personal del AILA vinculado con seguridad de esa terminal y a todo aquel que requiera ser investigado.

