Nunca antes en la historia reciente de nuestro país, había existido tanta conciencia de que para recuperar la institucionalidad democrática, totalmente secuestrada por el PLD, es necesario dialogar y concertar en pactos y alianzas para lograr el cambio político en las elecciones de mayo de 2016.

El PRM, partido nuevo que nació fuerte y que tiene vocación de poder, está consciente de ello. Hay que abrir las puertas para que, en la oposición, se forjen alianzas con otras fuerzas políticas que se identificaran con nuestro objetivo más inmediato, recuperar la democracia, sacar al PLD del poder y rescatar al país de la corrupción y el subdesarrollo.

Poco a poco, partidos y figuras políticas se fueron sumando al PRM y a Luis Abinader, porque entendieron que hoy por hoy, es el candidato con mayores posibilidades de alzarse con la victoria presidencial en mayo próximo.

De ahí que la alianza con el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) es un nuevo gran paso. El cambio es posible y viable, y que somos capaces de dejar aspiraciones particulares en honor al bien común.

Lo del PRM y las alianzas para construir una mayoría se une a la tendencia de América Latina. En Perú, la alianza entre el Apra y los populares cristianos; Argentina con Macri y los radicales; o en Chile, con la Concertación y/o actual Nueva Mayoría, movimientos de centro izquierda supieron sentarse a la mesa con agrupaciones de la izquierda más radical, ya que en la diversidad encontraron puntos comunes de vital importancia, solo viables si conseguían volver al poder. Propusieron entonces reformas ambiciosas en el plano educacional, tributario e incluso constitucional.

En el país, estas alianzas para frenar al PLD se hacen determinantes. Un país con 15% de desempleo, 30 de cada 100 jóvenes sin empleo ni estudios, 4 de cada 10 dominicanos viviendo en pobreza y en un clima de inseguridad y alto costo de vida, no puede esperar un futuro distinto si confía el Estado a las personas que lo han controlado por más de 12 años consecutivos. El giro del timón debe comenzar por quienes lideren la nueva era, un Gobierno construido sobre la base de una gran alianza, encabezada por Luis Abinader.