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Autonomía financiera del Estado

Autonomía financiera del  Estado

Dante Ortiz
danteortiz1957@gmail.com
Para que el Estado sea independiente de los grupos económicos, precisa de agenciarse una Autonomía Política Relativa, pero solo puede logarlo mediante la obtención de una Autonomía Económico-Financiera; lo que demanda crear mecanismos para que los grupos potentados paguen impuestos vía la fiscalidad.
Si se establece un conjunto de instituciones, leyes y cuerpo especializado eficaz que operen en el marco legal, protegidos, y bien remunerados, funcionaría la fiscalidad, se cobrarían los impuestos a todos, sin excepciones y se eliminaría los privilegios de las exoneraciones.
Tal proceder otorgará Autonomía Económico-financiera al Estado y con ello, se sentarían las bases materiales para la Autonomía Política Relativa del mismo, evitando que el funcionamiento estatal sea solo para beneficio de los grupos de poder y pase a serlo para toda la sociedad, creándose condiciones para la ampliación de la democracia.
En el capitalismo esa ha sido la manera de crear un Estado moderno, supranacional, al servicio de todo el conglomerado nacional y no solo para los ricos.
Estas transformaciones traerían consigo la igualdad jurídica ante las leyes, donde ricos y pobres sean iguales en tribunales y frente a las autoridades. Actualmente el Estado dominicano discrimina a los pobres, a los negros, a las mujeres, a quienes tienen defectos físicos y según informe del PNUD, también a los que viven lejos de los centros del poder político. El sistema político nacional es pues, una pantomima de democracia.
Otro elemento que retrata ausencia de institucionalidad en el Estado, es la selección del cuerpo de funcionarios que desde el gobierno debe administra al Estado.
Este no es un acto inocente, obedece a criterios socio-políticos e ideológicos. Si hay un gobierno plutocrático y funcionarios carentes de perfiles técnico-profesionales, por igual se bloquea la modernización y se reproduce la premodernidad y se perpetua el carácter oligárquico del Estado, profundizando la desigualdad en todos los ámbitos de la sociedad. Todo ello guarda relación con los robos permanentes al erario.
Después de los saqueos hechos en la dictadura de Lilís entre 1887 y 1899, de los nuevos ricos surgidos entre 1906 y 1911, y luego de la articulación programática estatal entre 1916 y 1924 y el subsiguiente saqueo entre 1924 y 1930 bajo la administración de Horacio Vásquez advino al poder la mayor larga duración de instrumentalización gansteril, capitaneado por Trujillo, los consorcios norteamericanos y la burguesía tradicional.
Más tarde, entre 1966 y 1978 los norteamericanos y Balaguer promovieron otra oleada de acumulación mediante el fomentalismo y los préstamos irresponsables y corrupción. Después, entre 1996 y 2020, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se dedicó a crear nuevos grupos burgueses fomentando todo tipo de mecanismos de corrupción, para lograr la gigantesca acumulación originaria de capitales llevada a efecto, requirió desmontar la escasa institucionalidad del Estado e imponer la impunidad como política oficial, lo que ha sido común a todos los momentos de grandes despojos al erario desde los gobiernos.
El Estado dominicano está hoy en condiciones semejante a como estuvo en el siglo XIX, donde todo estaba pendiente por hacer, pero, no se tenían los recursos para lograrlo y quienes debían pagar impuestos estaban exonerados gracias al contubernio entre grupos económicos y gobernantes carentes de los perfiles de estadistas y sentido de qué es el Estado.
Tras cruentas luchas del pueblo-nación por dotarse de un Estado moderno para ascender a nuevos estadios de desarrollo humano e institucional, las reiteradas actuaciones de caudillos, partidos, y la sobre determinación de los grupos fácticos, siguen bloqueando la consecución de esas aspiraciones histórico-programáticas dentro del marco sistémico y potenciando la búsqueda de su logro vía rupturas con el Statu quo imperante.
El autor es historiador.

El Nacional

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