El país, y en especial el Distrito Nacional y Santo Domingo vivió este año la escasez de agua más espantosa de los últimos 20 años, generada por una sequía que se prolongó por nueve meses.
La crisis llegó a un álgido punto que generó una gran preocupación, que provocó de urgencia una reunión del sector agua del Gobierno con el presidente Danilo Medina para que cada una de las instituciones elaborara un plan de contingencia para mitigar los efectos de la sequía.
La escasez no pudo ser peor, cientos de barrios del Gran Santo Domingo desabastecidos y la demanda por falta de agua se extendió por todo el país; en el mes de julio se agudizó la crisis hasta el punto de que hubo una semana que la producción se redujo en 5 millones de galones diarios.
Presas y acueductos llegaron a la cota mínima; solo dos pudieron resistir los embastes de la devastadora sequía, que a mediados de años se gravó con los focos de fuego que se produjeron en las principales zonas boscosas.
La crisis se llevó de paso al entonces director del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA), Alberto Holquín, cuya destitución a atribuye a una alarmante declaración, de que al Gran Santo Domingo solo le quedaban 35 días de agua, si no llovía.
Se estima que alrededor del 70% de los ríos del país se secaron y una gran cantidad redujo su caudal a la mínima capacidad.
En el Distrito Nacional la penuria no fue mayor, gracias a que la presa de Valdesia, que suple agua al 50% de sus barrios se mantuvo operando aunque con niveles mínimos.
La producción de agua en el Gran Santo Domingo, que en tiempo de lluvia sobrepasa los 400 millones de galones diario, se redujo a 262 millones de galones, la caída más estrepitosa en últimos años.
Quejas y los lamentos se esparcieron como la pólvora por todas partes, especialmente en Santo Domingo Oeste y en los kilómetros de la carretera Sánchez que fueron los más impactados, porque sus fuentes de abastecimiento: de Duey, Isa-Mana y Haina-Manoguayabo bajaron a niveles críticos.
Hubo sectores del municipio de Los Alcarrizos y de Pantoja que llegaron a durar hasta dos meses sin que el agua le llegara a sus hogares.
En Santo Domingo Este y Norte la crisis no fue peor, porque esos municipios se abastecen en su mayoría por sistemas de pozos, es decir de agua subterránea.
Preocupación
La crisis generó una gran preocupación no solo por parte de la población afectada, sino de las propias autoridades estatales, que tuvieron que buscar medidas alternativas para contrarrestar los dañinos efectos de la sequía.
La Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) tuvo que alquilar 58 camiones cisterna para dar respuesta al agudo desabastecimiento que se había producido.
Comunitarios colectaban para comprar la carga a los camiones cisterna que comercializan el agua. En los sectores de Pantoja la escasez fue desastrosa, los camiones cisterna llenaban a los hogares un tanque por 100 pesos.
Residentes se quejaron de que en ocasiones se quedaban sin comer, para comprar el agua.
Los que sí hicieron su agosto fueron las empresas que se dedican a la venta de ese líquido que llegaron a vender la carga de 3 mil galones hasta en 1,700 pesos.
El 90% de las cisternas de los barrios encarecidos se mantenían secos.
Los moradores se quejaban de que nunca antes habían vivido igual situación con el suministro de agua.
La sequía llevó al Gobierno a restringir el agua para riego y la Mesa del Agua aprobó priorizar el uso para consumo humano.
En el Gran Santo Domingo se prohibió el uso del agua potable en los lavaderos ambulantes y para rociar jardines.
Los vaticinios meteorológicos tampoco fueron nada halagüeño, por los bajos cúmulos pluviométricos que había.
En muchos hogares reutilizaban el agua, es decir, la que utilizaban para lavar también la empleaban para descargar los baños.
Contingencia
El 27 de julio, al finalizar el encuentro realizado en el Palacio Nacional, el ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta llamó a la población en nombre del Gobierno para racionar el uso del agua. “Que no se mal use para carros. En las casas, cerrar las llaves, evitar las fugas, son cosas de las que debe estar la población pendiente porque se prevé una situación de sequía o pocas lluvias para los próximos meses”.
Estabilizar el suministro, supuso un gran un gran esfuerzo de parte de las autoridades estatales y el 28 de junio el director de la Corporación de Acueductos y Alcantarillados de Santo Domingo (CAASD), Alejandro Montás, entregó al Gobierno el Plan de Contingencia para contrarrestar el impacto de la sequía.
Montás reveló que la reducción del cauce de los ríos que abastecen los acueductos, llegaron a disminuirse en cinco millones de galones diarios.
UN APUNTE
El alivio
A finales de agosto es cuando se respira un alivio con la tormenta Erika, lo que incremento los niveles de las presas y los acueductos.
La caída de la producción de agua potable fue tan grande, que a pesar de las lluvias de octubre y noviembre todavía la producción no llega a los 400 millones de galones diarios, que es lo normal en barrios de la capital y Santo Domingo Este.