En tanto el Ejército israelí penetró con tanques y soldados en el principal hospital de Gaza, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, insiste en la necesidad de un alto al fuego y una pausa humanitaria en la franja palestina.

Guterres no se ha intimidado frente a los duros ataques del gobierno de Benjamín Netanyahu, quien habla de utilizar todos los recursos para eliminar al grupo terrorista Hamás.

La situación se ha tornado tan dramática desde que Israel inició la ofensiva bélica que el Consejo de Seguridad pidió la apertura de corredores humanitarios amplios y urgentes para suministrar ayuda a Gaza.

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El gobierno de Israel no ha reparado en hospitales, ambulancias, campos de refugiados, escuelas ni en nada en su determinación de reducir a escombros, de ser necesario, el asentamiento palestino.

Netanyahu no ha escuchado los clamores de dolor de la comunidad internacional para pausar los ataques en los centros de salud y abrir corredores para socorrer a civiles, mujeres y niños.

En su guerra de exterminio mejor ha cortado el suministro de alimentos, electricidad y medicamentos a los gazatíes. El panorama es dantesco.

Las protestas han comenzado a propagarse por todos los países, siempre con la amenaza latente del terrorismo contra objetivos occidentales. Si Estados Unidos no interviene, la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, cuya aprobación facilitó para abrir corredores humanitarios, no tendrá ningún efecto.